Cribado del cáncer: el fusible de la dimisión evitó el apagón general

Juanma Moreno hace frente a la mayor crisis política a causa del deterioro del programa de mama

El Gobierno andaluz aprobó en abril pasado un decreto para crear un órgano que asesorase y coordinase los cribados

Consulte el protocolo de cáncer de mama de 2021 elaborado en el hospital Reina Sofía, de Córdoba

Juanma Moreno discute con la bancada socialista este jueves en el Parlamento. / Julio Muñoz/EFE

Hasta el miércoles 1 de octubre Juanma Moreno aún hablaba desde un pedestal. Ese día estrenó las Atarazanas de Sevilla, la restauración de los viejos astilleros medievales varados junto a la orilla del Guadalquivir, y el presidente se dirigió a los presentes, que básicamente era su Consejo de Gobierno, desde una tarima, hábilmente colocada en el tiro de cámara de los fotógrafos. Siete días después, rodaban las cabezas, la consejera de Salud, Rocío Hernández, con sólo 14 meses al frente del departamento, saltaba como un fusible para evitar un apagón general, la crisis de los cribados de cáncer de mama amenazaba al propio presidente a medio año de las elecciones generales. La joya de la corona, el Servicio Andaluz de Salud (SAS), volvía a convertirse en el talón de Aquiles de todo un Gobierno.

Susana Díaz sufrió durante los últimos meses de su mandato una crisis sanitaria que terminó por costarle las elecciones, el proyecto de fusión hospitalaria socialista sacó a miles de personas a las calles en Granada y Huelva, y Juanma Moreno aprendió bien esa lección.

Desde el principio de esta legislatura, la que arrancó en 2022, el SAS se había convertido en su obsesión. Por más que dinero que gastase -el presupuesto actual de la Consejería de Sanidad es de 15.200 millones de euros-, las demoras en las citas de Atención Primaria y de los especialistas no mejoraban de modo sustancial.

La fuga de profesionales médicos, fomentada en buena medida por la competencia que se hacen entre sí las comunidades autónomas, agrava una situación que el PP andaluz nunca ha terminado de manejar bien. Por eso Rocío Hernández ha sido la tercera consejera de sus dos mandatos, tras las experiencias fallidas de Jesús Aguirre y Catalina García. Por eso, el consejero de Presidencia, Antonio Sanz, y no la viceconsejera de Salud, María Luisa del Moral, se ha hecho cargo del departamento de modo transitorio.

Temeroso del poder de la percepción de la sanidad pública ante el electorado, sabedor de lo que le ocurrió a Susana Díaz, Juanma Moreno tampoco ha querido abordar del todo una estrategia de externalización como sí llevan haciendo desde hace años Cataluña y Madrid. A pesar de las acusaciones de la oposición sobre las privatizaciones, lo cierto es que Andalucía externaliza la mitad de la media española y cinco veces menos que Cataluña.

Un tejido organizativo roto

Pero lo que la crisis del cribado de cáncer de mama ha revelado es otro asunto: un problema de deficiente organización, un deterioro de la supervisión de los programas de detección de tumores asintomáticos y una falta de centralización. Un circuito de estas características no depende de un protocolo, sea de 2011 o de 2005, sino de un tejido donde participan muchos profesionales, no sólo radiólogos. Hace 10 años, cada distrito, cada hospital y la propia sede central de la Consejería de Salud testeaban los programas, pero eso se ha ido diluyendo.

Por eso hay tantas diferencias entre hospitales y provincias. El programa de detección ha seguido funcionando muy bien en Córdoba, donde la denominada Subcomisión Clínica de Cáncer de Mama redactó el último un protocolo en el año 2021. En el hospital Virgen del Rocío, que es el mejor valorado de Andalucía, todo se hace a lo grande: los errores también, de ahí que concentre el 90% de los casos detectados en la comunicación de las mamografías.

El protocolo de Córdoba permite ver en el punto 1.3.2 que las usuarias con mamografías no concluyentes debían ser informadas. "Al iniciar el seguimiento se le comunicará verbalmente a la paciente, informándola de las características de las lesiones probablemente benignas, así como de su seguimiento interno desde la Unidad de Mama con los controles correspondientes. La necesidad de control se reflejará en el informe radiológico".

Y hay más diferencias según los distritos. Si hace 10 años el objetivo de alcanzar al 100% de la población diana se quedaba en el 85%, ahora hay algunos distritos como el de la ciudad de Granada donde, en ocasiones, no se llega al 15%.

La llegada de Jesús Aguirre supuso el inicio de la extinción de la Escuela Andaluza de Salud Pública tal como se había conocido hasta entonces. Su sucesora, Catalina García, terminó de reconvertir lo que fue una de las grandes consultoras sanitarias del país para integrarla en el nuevo Instituto de Salud de Andalucía. El director general de Salud Pública de la primera legislatura del PP era un veterinario.

En enero pasado, la consejera Rocío Hernández, que conocía mejor que sus antecesores la administración sanitaria, nombró responsable de este área a Manuel Fernández Zurbarán, un especialista en medicina preventiva y salud pública que hasta entonces ejercía como consejero médico en la Agencia Regional Sanitaria de Occitania, en Francia, donde lideró la creación de redes de expertos en vigilancia sanitaria y la coordinación de alertas complejas y epidemias. Es más, fue el 16 de abril pasado cuando el Consejo de Gobierno aprobó un decreto para crear una comisión de seguimiento de los programas de cribados, entre cuyas funciones estaba la coordinación de hospitales y centros con la Consejería.

Juanma Moreno se ha dado dos meses para que las 2.000 mujeres afectadas vuelvan a pasar por los especialistas y reciban un diagnóstico, aunque aún pueden encontrarse otros problemas en los circuitos de cribado de cáncer de colon y de cervix. Si sólo se centra en ello, si no acomete una reorganización en profundidad, los plomos volverán a saltar, aunque sea en otras áreas de la administración sanitaria.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último