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II Premio Federico Joly

La gaditana que venció al independentismo

  • La imagen de Inés Arrimadas, ganadora del II Premio Federico Joly, según algunos fundadores del movimiento Ciudadanos en Cataluña

  • Recibirá el galardón el próximo 30 de octubre en un acto en Cádiz

Inés Arrimadas pide la palabra en el Parlament ante uno de los lazos amarillos gigantes colocados por los independentistas.

Inés Arrimadas pide la palabra en el Parlament ante uno de los lazos amarillos gigantes colocados por los independentistas. / efe

Habla el presidente de esa magnífica broma que es la república de Tabarnia, un cómico, un hombre de teatro, Albert Boadella: "Hay en Arrimadas un halo de persona agradable y bondadosa que irradia confianza en los ciudadanos no fanatizados con el nacionalismo. Es una imagen de mujer con aspecto dulce y pacífico que se ve obligada a endurecer su actitud ante unos irresponsables que destruyen una comunidad. Esa contradicción o sacrificio personal es algo muy carismático para los catalanes no afectados por la epidemia".

La política catalana nacida en Jerez es jefa de la oposición a una maquinaria rebelde cegada con un futuro utópico.

Esa serenidad que tanto aprecia un catalán al que le divierte cierto histrionismo se ha convertido en la marca de la ganadora del II Premio Federico Joly, que recibirá el galardón el próximo 30 de octubre en un acto que se celebrará den Cádiz. La política catalana nacida en Jerez Inés Arrimadas es jefa de la oposición a una maquinaria rebelde cegada con un futuro utópico que convierte el presente en invisible. Y Arrimadas se empeña en hablar del presente porque sus miedos sobre el futuro se resumen en una frase de la ex secretaria de estado estadounidense Madeleine Albright, que ella retuiteó el pasado 25 de septiembre: "Lo que vemos en España con Cataluña ya lo vimos en Yugoslavia".

Desde fuera es difícil entender que sucediera lo que sucedió. Una gaditana con sólo unos pocos años en Cataluña logró, en una campaña a cara de perro en un escenario de máxima tensión, que la votaran casi 1.200.000 empadronados en una comunidad partida en dos. Nadie sacó tantos votos como ella. No pudo gobernar, pero había parado el discurso independentista: un pueblo, una nación. No era un pueblo, eran al menos dos y en el discurso de Arrimadas siempre asomó ese pequeño dato: dos pueblos. Independentistas y no independentistas. Arrimadas no negaba la existencia del otro; el independentismo, sí, allí estaba, casi dos millones de votos. Tuvo que llegar el diputado de Esquerra, Joan Tardá, para decir lo obvio, para decir lo mismo que estaba diciendo Arrimadas: "Es estúpido imponer el independentismo al 50% no independentista".

Ese es el tablero y nadie lo ha sabido explicar como esta licenciada en Derecho y Administración de Empresas por la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, que pasó su infancia en la Compañía de María y su adolescencia en el Pilar de Jerez. Ella misma se atrevió a decírselo Marta Rovira, hoy huida en Bruselas, la conocida como lady procés, con muchísimos apellidos catalanes a sus espaldas, seguro que más de ocho: "Usted no entiende a los catalanes". Para Boadella, en conversación con este medio, no hay nada extraño en ello: "Hay muchos catalanes que valoran que cualquier ciudadano empadronado en Cataluña tenga la posibilidad de representarlos al margen del lugar de donde han venido o nacido".

¿Quién es, por tanto, esta mujer joven, de 37 años, andaluza sin asomo de acento andaluz? Primero escuchemos la versión de uno de los fundadores de Ciudadanos en Cataluña, ese partido que nació en cafeterías y se forjó por intelectuales asfixiados de pujolismo. Es Francesc de Carrera, catedrático de Derecho Constitucional, firmante de aquel manifiesto fundacional en 2006 que abogaba por unir a los no nacionalistas, fueran liberales, progresistas o socialdemócratas : "Inés gusta hoy mucho en Cataluña, pero es que en Madrid mucho más. Es calmada y rigurosa. Y está muy bien educada, cosa que no ocurre con todos los políticos".

Félix Ovejero, profesor de Economía y Ética en la Universidad de Barcelona, también estampó su firma en aquel documento y recuerda que Arrimadas no ganó las elecciones, sino "un partido que recoge una realidad social y cultural que se corresponde más con la realidad catalana que la de un nacionalismo que se dirige a una parte de la población. La mayor parte de los catalanes tiene sus orígenes fuera de Cataluña y tiene como lengua materna el español. Los asombroso es que esa realidad no asomara antes". A Arrimadas le valora "recoger esa realidad y el punto de cordura que los votantes todavía conservaban" y atreverse a hablar de la Constitución: "En Cataluña hablar de constitución, esto es, en los términos de la Ilustración y la razón, es una excepción". Ovejero no duda de que Arrimadas tiene potencial porque "ha mostrado mucho coraje, aunque el nivel de los políticos a los que se enfrentaba era patético".

El escritor y periodista de La Vanguardia Sergio Vila-Sanjuan formaría parte de esa equidistancia que tanto critican algunos. No es independentista, pero aboga por un pacto y considera desmedidas las prisiones preventivas de los políticos. Es decir, es un perfil de catalán que, como muchos, están incómodos en los bandos. Por eso su opinión tiene interés: "Es una mujer joven inteligente y valiente, que se expresa bien. En las terribles jornadas del 6 y el 7 de septiembre de 2017 en el Parlament mantuvo una posición de dignidad ante las ilegalidades que allí se estaban desarrollando. Todo ello la consolidó como líder de la oposición más frontal al independentismo, según se vio con su excelente resultado electoral. Me gustaría verla desplegar en el arte del diálogo y de la gran política que brinda soluciones, las mismas virtudes que ha desplegado en el combate dialéctico".

Andrea Villalonga, asesora de imagen y experta en comunicación, diseccionó de la siguiente manera el estilo Arrimadas en un artículo de La Vanguardia: "Tiene cercanía, adaptabilidad y flexibilidad en su cuerpo y en sus líneas sinuosas. Muestra firmeza en su estilo de vestir clásico y formal, de líneas estructurales y verticales y credibilidad en los colores que usa, sólidos tanto cálidos como fríos". En su forma de comunicarse hay "naturalidad, con una gesticulación, una modulación de la voz marcada y un tono de voz suave que no la hace parecer agresiva".

Ese estilo, esa educación y esa forma de vestir, que conforman todo ello un magnífico producto político modelado en la fábrica de Ciudadanos y que se enriquece con un liderazgo muy personal que aporta Arrimadas, puede darse la vuelta si quien lo analiza tiene la perspectiva independentista. Es el caso de Jordi Galves, uno de sus mayores críticos, columnista del Nacional, un digital próximo a la Asamblea Nacional Catalana. Escribió en cierta ocasión de ella, tras la aparición de un reportaje en la revista Telva en la que aparecía fotografiada con un vestido de noche: "Ha nacido la nueva emperatriz del Paralelo, la nueva Eva Perón de los pobres oprimidos de la Cataluña española. Vestida como cualquier mujer joven de su edad, como cualquiera de los electores a los que representa y que admiran su sencillez, su sentido de la mesura y de la oportunidad. Cuando la señora diputada afirma que ella sí conoce los verdaderos problemas de todos los ciudadanos de Cataluña, vestida de noche, con miles de euros de indumentaria encima, se está retratando de acuerdo con sus propios valores personales. Es una noticia excelente que ahora conozcamos mucho mejor a Doña Inés Arrimadas, una política que ha pasado de hablar bien a vivir mejor".

Es interesante la reflexión porque en las propias palabras de Galves, más allá de los sarcasmos, también se oculta la asunción de buena parte de las virtudes de la mujer que durante todo el proceso de ruptura por las bravas del independentismo, ha abanderado la defensa de la Constitución. Para hacerlo sus compañeros han destacado sus puntos fuertes. Para José Manuel Villegas, su secreto está en "su tenacidad y su empatía. También es extremadamente perfeccionista". Para su número dos en Cataluña, Carlos Carrizosa, "conecta con el electorado de todas las edades y clases sociales. Tenemos votos del entorno de la izquierda, del centro-derecha… A esto se le une ser la única mujer en la oferta catalana".

Teresa Giménez Barbat es antropóloga, escritora, eurodiputada por Ciudadanos y una de las dos únicas mujeres que firmaron el manifiesto fundacional de Ciudadanos. Por entonces, Arrimadas ni siquiera vivía en Cataluña, "pero en 2017 tenía el discurso adecuado en el partido adecuado, aunque su valía como política de primer nivel ya estaba acreditada. Tiene talento, audacia, frescura… Y un sentido de la dignidad del que habrían de tomar nota todos los políticos. Hay un instante en su carrera, resumido en un gesto, que a mi modo de ver es icónico, y es el momento en que, con semblante serio, se cruza de brazos y se niega a participar de la kermés independentista". Según ella, "Inés ha sabido desbordar el marco mental del nacionalismo con planteamientos que evidencian la insensatez que supone tratar de fracturar a la sociedad catalana".

Sin embargo, el periodista Arcadi Espada, otro de los firmantes del manifiesto fundacional, que valora todo lo que hizo entre 2015 y 2017 y la convicción con la que lo llevó a cabo, considera que tras las últimas elecciones no supo aprovechar todo ese caudal de votos para proyectar aún más esa figura. Fuera por indecisión suya o de su partido, "tendría que haberse presentado a la investidura. Había ganado las elecciones y, aunque la investidura estaba perdida, era un modo de encarnar ese triunfo en una ceremonia parlamentaria, por si a alguien se le había olvidado quién había obtenido más votos. También hubiera sido importante para los constitucionalistas haber podido visualizar esa situación. Ese error ha hecho que su figura se haya ido diluyendo en estos meses". En ese estado de cosas, Espada no detecta que Arrimadas vaya a ser capaz de doblar el brazo de una mitad de Cataluña. "Los respaldos se van a mover muy poco. Para que esto sucediera sería necesaria en un lado u otro la aparición de un hiperliderazgo que ahora mismo no se ve en el horizonte y que Arrimadas, con todas sus virtudes, ha demostrado que no tiene".

Vila-Sanjuan coincide: "Ha perdido una parte de su momento y no ha rentabilizado su éxito, al renunciar a presenciar su candidatura a la presidencia de la Generalitat, que la hubiera devuelto al centro de la atención pública".

Boadella también lamenta que Arrimadas no diera el paso, pero no se muestra tan crítico: "Es difícil mantener protagonismo político ante una deriva de patochadas constantes. Los medios catapultan el protagonismo de quienes ejercen las patochadas. Quizás Arrimadas falló al no postularse como presidenta. Hubiera perdido pero su testimonio hubiera evitado algunos acontecimientos posteriores que facilitaron la formación del Gobierno actual. En cualquier caso, a toro pasado es muy fácil juzgar esta situación".

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