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Cádiz

El jurado destaca su defensa de valores constitucionales

  • Inés Arrimadas logró derrotar a los independentistas en las elecciones catalanas con un mensaje de unidad inspirado en el espíritu del 78ii premio Federico Joly

De izquierda a derecha, los miembros dl jurado, David Fernández, Hernán Cortés, José Pedro Pérez Llorca, Braulio Medel y José Antonio Carrizosa.

De izquierda a derecha, los miembros dl jurado, David Fernández, Hernán Cortés, José Pedro Pérez Llorca, Braulio Medel y José Antonio Carrizosa. / JESÚS MARÍN

El jurado del II Premio Federico Joly, compuesto por José Pedro Pérez Llorca, Hernán Cortés, Braulio Medel, José Antonio Carrizosa y David Fernández, coincidió en valorar tanto la trayectoria personal como política de la premiada, Inés Arrimadas, actual líder de la oposición en Cataluña y ganadora de las elecciones autonómicas de 2017 cuando la región, bajo el control del artículo 155 de la Constitución, vivió su etapa más convulsa del último periodo democrático. En el acta que daba publicidad a su decisión, se resaltó la importancia de ser una gaditana que había iniciado su carrera política muy recientemente y haber sabido, apelando al espíritu de la Constitución del 78 y del consenso de la Transición, captar el voto de cerca de 1.200.000 catalanes que no aceptaban la imposición del denominado procés.

Inés Arrimadas nació en Jerez en 1981. Es la pequeña de cinco hermanos de una familia de origen salmantino. Su padre, Rufino Arrimadas, ex policía que pasó años destinado en Cataluña, es abogado y formó parte de la primera corporación democrática del Ayuntamiento de Jerez por UCD. Sin embargo, no parecía que la política fuera a ser el camino que tomara la pequeña Inés, Pitu, como la llaman en su casa por la serie los Pitufos.

Estudió en la compañía de María y el Pilar en Jerez y, a los 18 años, se fue a Sevilla, para estudiar Derecho y ADE en la Universidad Pablo de Olavide. Perfeccionó su francés en una estancia Erasmus en Niza y también habla perfectamente inglés y, naturalmente, catalán. Su pasión por Cataluña le vino por el fútbol como forofa del dream team que entrenaba Cruyff.

Encontró trabajo nada más acabar la carrera en una empresa del Campo de Gibraltar, donde llevaba el departamento de calidad. Luego fichó por la consultora D'Aleph, con sede en Jerez pero con central en Barcelona, a donde viajaba continuamente, por lo que se trasladó allí en 2008.

Su primer contacto con la política fue por una compañera de trabajo, que la llevó a un acto de Ciudadanos. Le gustó y se enganchó. Poco después conoció a Albert Rivera en unas jornadas de formación del partido en Salou. Nada más escucharla hablar, Rivera se dio cuenta de que tenía madera y, sin estar aún afiliada, la puso al frente de la secretaría de juventud. El siguiente paso de Rivera fue convencerla que se presentara a las autonómicas de 2012. Pidió una excedencia en la consultora y fue como número cuatro por Barcelona. Por entonces Ciudadanos no era un partido muy grande, sólo tenía tres diputados. Arrimadas revitalizó el partido. Los resultados en 2012, con nueve diputados y aún con Rivera como líder catalán, fueron mejores, pero no hacían presagiar qué vendría después.

Fue asumiendo portavocías. Cuando Ciudadanos, en 2014, da el salto a la política nacional con Albert Rivera al frente, la jerezana Arrimadas ya es la imagen del partido en Cataluña y obtiene en las elecciones de 2015 25 escaños frente a los 70 de la suma de la antigua Convergencia y Esquerra. En esa corta legislatura, la del procés, la de la caída de Mas y la llegada de Puigdemont, la legislatura del referéndum ilegal, Arrimadas es la voz del constitucionalismo y el 7 de septiembre de 2017, mientras el independentismo se lanza al abismo, pronuncia el discurso de su vida: "Mis padres, mis hermanos y muchos amigos viven en Andalucía y no voy a permitir que les pidan el pasaporte para verme. Cataluña es mi tierra, España mi país y Europa mi futuro". Aún tiene tiempo de casarse, en una viña de Jerez, con Xavier Cima, ex diputado de Convergencia, en el verano de 2016.

Con la sociedad catalana fracturada, un grupo de independentistas fugados y otros encarcelados, se convocan en 2017 nuevas elecciones. Y ahí es cuando el fenómeno Arrimadas logra concentrar la mayor parte del voto catalán que no quiere dejar España. Gana las elecciones, aunque no puede gobernar, y rompe todos los techos contabilizando un millón doscientos mil votos. Tras todo un final de campaña con fiebre, celebra su resultado con un discurso en el que apenas puede hablar por la afonía: "Los independentistas nunca más podrán hablar en nombre de Cataluña. Hoy hemos apostado por la unión de todos los catalanes, a favor de la convivencia, del sentido común y de una Cataluña para todos". Arrimadas, Pitu, esa chica de Jerez, había derrotado a toda la maquinaria independentista.

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