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Situación de los centros de acogida de inmigrantes

El sistema de acogida de migrantes, al límite

  • Los centros de menores duplican de lejos su capacidad: en La Línea hay 120 jóvenes para 24 plazasl El pabellón de Tarifa alberga a 500 personas

Un grupo de migrantes son llevados a la dársena del Saladillo, en Algeciras, ayer.

Un grupo de migrantes son llevados a la dársena del Saladillo, en Algeciras, ayer. / erasmo fenoy

Al límite. Así está el sistema de acogida de migrantes en la provincia de Cádiz, después de que en los últimos cinco días (hasta este miércoles por la mañana) hayan llegado a las costas gaditanas 1.480 personas rescatadas de 88 pateras. El dispositivo de Salvamento Marítimo ha estado trabajando mañana, tarde y noche durante los últimos días para atender a un número de migrantes que supone alrededor de un 10% de los llegados a las costas españolas en lo que va de año. Con 500 albergados en un polideportivo en Tarifa (que permanecían allí en la tarde del martes), los calabozos policiales llenos y el centro de menores de La Línea al borde del colapso, ese sistema de acogida se está poniendo diariamente a prueba sin contar con refuerzos. Hasta el Defensor del Pueblo Andaluz, Jesús Maeztu, advierte de que "se han superado las luces rojas".

La situación es especialmente grave en los centros de acogida para menores extranjeros, advierten desde dentro. Los menores de edad no acompañados que llegan a la costa son derivados a alguno de los cinco centros públicos y dos concertados que la Junta de Andalucía tiene en la provincia para atender a estos jóvenes. Estos espacios están desbordados desde hace meses, más que duplicando su capacidad, por lo que el elevado número de menores llegados en los últimos días ha sido la última gota en un vaso ya rebosado: en el caso de La Línea, el centro destinado teóricamente a la primera acogida, se ha batido el récord de ocupación en dos décadas: ronda los 120 menores para 24 plazas. En El Cobre de Algeciras, en el que se ha detectado un brote de sarna, se ha rozado el medio centenar de personas en un edificio con solo 16 plazas, pero que además está en mal estado, con problemas en las cubiertas y cableado visible. En este último caso, el Defensor mantiene abierto un expediente de oficio.

A esos centros llegan menores y no menores, denuncian fuentes de los trabajadores. "Cuando aumentan las llegadas mandan a los centros a supuestos menores que a todas luces no lo son", aseguran. El elevado número de jóvenes de los centros hacen imposible no ya ejercer una labor de orientación y apoyo, sino que dificultan incluso la asistencia básica, apuntan los trabajadores, que también denuncian los problemas de convivencia y peleas que genera el hacinamiento. Los colchones por el suelo son ya una imagen cotidiana, faltan duchas y la comida se reparte en turnos. El control se complica, "estamos todo el día pasando lista y formulando denuncias por los que se van". 

Los centros son abiertos, por lo que un elevado porcentaje de menores se escapan de ellos tras pasar unos días, para seguir con su proyecto migratorio o porque, critica el investigador José Carlos Cabrera, "no están bien atendidos, no tienen motivos para quedarse". Al estar tutelados por la Junta, hay que formular una denuncia por su desaparición. En esta circunstancia, el trabajo administrativo se acumula en un día a día "de auténtica locura, con chicos que van y vienen" e incluso que vuelven: "Ya hemos detectado varias casos en los que les han comprado en Madrid un billete de vuelta a Andalucía". 

También la Policía Nacional se ha visto afectada por el elevado número de menas (menores extranjeros no acompañados) que han llegado en los últimos días. En unos calabozos llenos se ingresa también a las personas que declaran ser menores pero sobre las que hay dudas, que serán despejadas posteriormente con pruebas oseométricas en el hospital. A esas personas hay que trasladarlas al centro sanitario para las pruebas y después recoger los resultados. Hace poco se ha activado un protocolo específico para agilizar los trámites, pero aún así son muchos casos diarios, "cada vez más, porque traen el discurso aprendido", explican desde el Sindicato Unificado de Policía (SUP). El lunes se llevó al hospital a una docena de supuestos mena, destacan desde el sindicato. Y a las labores de seguridad y control de los migrantes se suma el trabajo administrativo de Extranjería. Con todos los funcionarios del departamento trabajando se pueden tramitar 150 expedientes al día, apuntan. Y llevan 1.480 llegadas en poco más de cinco días.

Las comisarías están desbordadas, reitera el sindicato. Ese es el motivo por el que permanece abierto desde el sábado en Tarifa el polideportivo La Marina, que albergaba ya en la tarde de ayer a 500 migrantes. Según el procedimiento establecido, los extranjeros que llegan a la costa son trasladados a la comisaría para realizar los trámites de identificación y expulsión. Allí pueden permanecer un máximo de 72 horas, en las pasarán ante el juez para que determine la medida a aplicar, sea el ingreso en un centro de internamiento de extranjeros (CIE) o su derivación a un recurso de una ONG. Pero las comisarías no tienen espacio suficiente para albergar a tantas personas, por lo que ayer ese medio millar permanecía custodiado por la Guardia Civil en el pabellón a la espera de poder ser trasladados a alguna en la provincia.

El polideportivo ya fue abierto el fin de semana anterior, cuando llegaron a Cádiz más de 1.000 migrantes; el martes pasado fue cerrado y se procedió a una limpieza en profundidad. El sábado tuvo que ser abierto de nuevo, pero en esta ocasión el elevado número de llegadas sumadas a las de la pasada semana ha bloqueado allí a los extranjeros. Y siguen llegando: ayer fueron rescatadas 273 personas de 15 pateras en aguas del Estrecho. Veinte eran menores. Y esta mañana se ha socorrido ya a otras 139.

El alcalde de Tarifa, Francisco Ruiz, explicaba que está en contacto con la Delegación del Gobierno para buscar una alternativa a la acogida masiva en el municipio. "Me consta que están trabajando en ello", asegura. El Ayuntamiento también se enfrenta a un reto logístico: la atención a las personas que se encuentran en el pabellón, para la que se han organizado grupos de voluntarios, pero también su limpieza, con la contratación de una empresa externa. Un gasto extra que ha podido asumir gracias a su fondo de contingencia, pero que espera poder incluir en un convenio con la Diputación Provincial para asumir los costes derivados de esta situación.

Una vez transcurridas las 72 horas o en cuanto tienen su orden de expulsión los migrantes van saliendo de las comisarías. En circunstancias normales serían derivados a un CIE o a un recurso de una ONG. Pero en el CIE de Algeciras y su extensión de Tarifa hay menos de 100 plazas y las plazas de las organizaciones están cubiertas. La única opción que queda es la puesta en libertad y la búsqueda de alternativas por parte de las ONG para atender a estas personas y facilitar que continúen el viaje hacia sus puntos de destino, algo que está provocando quejas en otros puntos del país. Se ha llegado a un punto, aseguran fuentes policiales, que a veces quedan en la calle sin más apoyo.

Cruz Roja habilitó el pasado fin de semana recursos extraordinarios de acogida para hacer frente a la fuerte llegada de pateras. Así, abrió un pabellón deportivo en Jerez y tramitó con Inturjoven la cesión de plazas en los albergues juveniles de Jerez y Algeciras. Ayer solo quedaban migrantes en el albergue jerezano, unas 30 personas. No obstante, la organización está preparada para reabrir los recursos extra en caso necesario.

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