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La turista deportada

Cuando a Clara Hernández, cubana de 52 años, la invitaron a venir a España para asistir a la Primera Comunión de su nieta en Puerto Real (Cádiz) no podía imaginar la odisea en la que se vería inmersa por un error que, a priori, podría haber tenido un simple arreglo. Pero acabó en una deportación.

Todo comenzó cuando Sebastián Candón, consuegro de Clara y vecino de Puerto Real, gestionó un visado para que ella llegara a España como turista. Lo obtuvo para dos meses: del 1 de abril al 31 de mayo. Con el permiso, Candón acudió a una agencia de viajes para solicitar un presupuesto de los billetes de avión con las mismas fechas del permiso. Le dieron el presupuesto, se marchó a casa y, tras estudiarlo, al día siguiente volvió para comprar los pasajes.

Después los envió a Cuba junto con el permiso para Clara Hernández. La mujer aterrizó en el aeropuerto de Madrid, procedente de La Habana, y se dispuso a pasar el control de seguridad. "Me dijeron que no podía entrar en España, que tenía un visado hasta el 31 de mayo pero que mi vuelo de regreso era el 30 de junio, por lo que iba a estar un mes en España sin autorización", relata Clara.

La mujer insistió en que se debía tratar de un error que se podría arreglar llamando a su familia en Puerto Real, pero fue conducida a una habitación con otras personas de muchas nacionalidades y le dijeron que le habían asignado un abogado de oficio. Su familia intentó localizar sin éxito a la persona que gestionó los billetes en la agencia para explicar lo sucedido y cambiar la fecha del vuelo de vuelta, pero estaba cerrada al ser fin de semana y no consiguieron localizar a nadie.

La mujer permaneció en la habitación del aeropuerto de Barajas 28 horas. "Lo pasé fatal. Fueron las horas más largas de mi vida. Apenas me ofrecieron una manzana para comer y no me daban explicaciones", denuncia Clara Hernández, que fue deportada en un avión de regreso a La Habana. Tras un periplo de más de 50 horas con dos vuelos trasatlánticos, llegó a Cuba, relata, "sangrando por la nariz y los oídos".

Su familiar acudió a la agencia para pedir responsabilidades. Sebastián Candón reclama que, como mínimo, se le devuelva el dinero, ya que posteriormente tuvieron que comprar otro billete en otra agencia para que Clara Hernández pudiese estar a tiempo en la Primera Comunión de su nieta.

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