Andalucía

En verano comienza el ciclo electoral

  • La legislatura andaluza concluye en abril de 2019, pero una vez que pase el próximo verano se abre la posibilidad de un ajuste sobre el calendario

El adelanto electoral en Andalucía no deja de ser un trampantojo, una ilusión óptica que algunos tratan de dibujar en el horizonte. Y parece que sí, que llega, aunque en realidad no será una ruptura de legislatura, sino un pequeño adelanto, una confusión visual, como esos techos planos de algunas iglesias donde el pintor de fresco ha dibujado una bóveda con el engaño de la perspectiva. La actual legislatura del Parlamento andaluz debe finalizar en marzo de 2019, a lo más tardar en abril, pero en junio hay elecciones municipales en España. Los comicios locales se celebrarán el 9 de junio, para que coincidan con las europeas, que tocan cada cinco años. Como recordarán, las pasadas autonómicas -marzo de 2015- cabalgaron sobre las municipales -mayo de 2015-, de tal modo que la investidura de Susana Díaz estuvo pendiente de si el PSOE le dejaba los ayuntamientos de Cádiz y de Córdoba a los anteriores alcaldes del PP o de si Albert Rivera necesitaba ponerse duro con el legado de Chaves y Griñán para no resquebrajar su imagen de heraldo contra la corrupción.

En definitiva, que a Susana Díaz tampoco le conviene mezclar, una vez más, su posible investidura con un ciclo electoral que se presenta definitivo en España para alumbrar el nuevo ecosistema de partidos. Por eso, lo lógico es que la presidenta convoque las elecciones unos meses antes de agotar todos los plazos. ¿A partir de cuándo es posible? Una vez pasado el verano de 2018. A los políticos españoles no les gusta convocar comicios en los meses de invierno, así que octubre y noviembre son buenos meses, aunque las últimas elecciones en Cataluña, las del 21 de diciembre, demuestran que si la climatología influye en la participación es porque, realmente, tampoco había muchas ganas de ir a votar. El adelanto electoral en Andalucía es un trampantojo del que hablan casi todos los partidos. El líder del PP andaluz, Juanma Moreno, no sólo emplea el verbo, sino también la acción. Tiene su comité de campaña y ya ha lanzado su primera promesa de campaña: si es presidente, creará 600.000 empleos netos. Muy buena cifra. Juan Marín, el líder de Ciudadanos, ha contestado que su partido elevará la cifra hasta los 600.001 empleo. La puja está alta.

Visto desde este mes de enero, y con las últimas encuestas, publicadas y ni publicadas, sobre la mesa, digamos que Juanma Moreno es el peor situado ante unas posibles elecciones. Quizás por eso, porque en el PP también los saben, es por lo que habla tanto de adelanto electoral, no vaya a ser que se celebren dentro de 12 meses y a alguien en Génova le dé por cambiar de candidato. No parece que eso vaya a ocurrir. Mariano Rajoy estuvo ayer en Sevilla y ha convocado una conferencia nacional del partido para el mes de marzo en la capital hispalense. Es un apoyo doble a Moreno. Es cierto que los problemas electorales del malagueño son compartidos con la totalidad del partido en España. La masa electoral del PP se divide ahora entre la preferencia por el viejo partido y el auge naranja de Ciudadanos. La victoria de Inés Arrimadas en Cataluña puede ser un anticipo de lo que ocurra en España y en Andalucía también se notará; menos, pero la rivalidad del PP con Ciudadanos por el voto urbano andaluz va a ser tremendo.

En este contexto de surgimiento de una nueva fuerza de centro derecha con vocación de Gobierno, al PP andaluz se le esfuman las posibilidades de gobierno en la Junta. El PSOE ya no volverá a gozar nunca de una mayoría absoluta, pero Ciudadanos bebé más del votante del PP que del socialista. El cálculo que todos los partidos tienen en mente es que Ciudadanos ganará parlamentarios a costa del PP, mientras que Podemos los perderá, aunque puede compensar el descenso si acude en coalición con Izquierda Unidad. En el Parlamento actual forman dos grupos diferentes. El PSOE de Susana Díaz podría permitirse perder algunos escaños, y aún sería posible un acuerdo de Gobierno con Ciudadanos. En ese caso, los naranjas sí entrarían en el Ejecutivo. Si no están ya es porque Albert Rivera se comprometió a no participar en gobiernos si no eran los ganadores. Esto ya ha cambiado, y el PSOE andaluz acogería con agrado a quienes se pueden convertir en unos aliados permanentes.

Por el momento, los únicos candidatos oficiales a estas elecciones son Juanma Moreno y la presidenta Susana Díaz. Juan Marín aspira a ello, pero Ciudadanos debe celebrar unas elecciones primarias y es posible que confluyan varios candidatos. Marín es el artífice de la estructura del partido en Andalucía, ése es su activo. Rivera no ha tomado partido ni se prevé que lo haga. Es posible que el granadino Luis Salvador compita con Marín, y tampoco es descartable que irrumpa una tercera persona, mujer, con la que el partido quiera seguir en la estela de la jerezana Inés Arrimadas.

Si fuese así, sería la tercera mujer en disputa. Podemos e Izquierda Unida irán juntos a estas elecciones, aunque aún no hay una negociación abierta para la confluencia. Teresa Rodríguez, anterior candidata de Podemos, ha registrado la marca Marea Andaluza, aunque no tiene por qué ser ese el nombre de la coalición. Ella y Antonio Maíllo, portavoz de IU en la Cámara, coinciden en la necesidad de ir juntos y, además, esperan que la coalición se pueda confeccionar durante esta primavera. Las expectativas de Podemos son ahora malas, aunque en el caso andaluz podrían compensar con los apoyos de IU, que incluso en los peores momentos se ha mantenido.

El período preelectoral comenzará después del verano. Díaz tampoco puede convocar antes las elecciones porque eso supondría la negación de su principal logro en esta legislatura: la estabilidad. A diferencia de lo que ha ocurrido en otros territorios, el Gobierno de la Junta ha transitado por estos años posteriores a la crisis sin demasiados sobresaltos, si bien es cierto que tampoco ha sido un mandato de brillo. Otra de las razones que aconsejarían no ir demasiado lejos en 2019 es que el PSOE y Ciudadanos no lleguen a un acuerdo para el Presupuesto de ese año, por lo que sería bueno que la nueva legislatura comenzase a principios de ese ejercicio. La imposibilidad de negociar unas cuentas puede ser el desacuerdo acordado entre PSOE y Ciudadanos.

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