Entre olivos y naranjos, al pie de la A-49 surge Benacazón, un municipio marcado por el cruce del río Guadiamar y su corredor verde que aúna a su patrimonio histórico y cultural senderos y rutas para los amantes del turismo activo y de la naturaleza como el Mirador de la Cárcava, próximo a la estación del tren de cercanías, que ha supuesto además una nueva vía de comunicación entre el municipio y la capital.

El casco histórico es el claro ejemplo de la arquitectura típica del Aljarafe, donde hay vestigios de antiguas fuentes y capillas como las de las Hermandades de Vera-Cruz y Soledad, la Casa Hermandad del Rocío y la parroquia de Santa María de las Nieves, donde se encuentra la Patrona de Benacazón. Se trata de un edificio mudéjar de una sola nave. En época barroca fue ampliado el edificio con una nave lateral y en el XVIII se construyó la torre y se labraron las portada

Frente a la parroquia está la casa-palacio, que actualmente acoge el Centro de Día de Personas Mayores y el Hogar del Pensionista, el Juzgado de Paz, el centro Guadalinfo, la Sala de Sesiones Plenarias del Ayuntamiento y una sala de exposiciones. En su origen, perteneció a la familia Portocarrero. Actualmente se halla dividido en dos partes: una propiedad privada, en la que destaca una hermosa arquería mudéjar; otra propiedad municipal que cuenta con una interesante arquería barroca, que ha sido recuperada y reproducida tras un cuidado proceso de restauración.

Pero quizá la arquitectura más interesantes del municipio está en las afueras con las ermitas de Castilleja de Talhara (s. XIV) y la de Gelo (s. XV), que reflejan el esplendor de la arquitectura mudéjar sevillana.

Benacazón fue fundada en la época romana como una aldea campesina. No obstante, se han encontrado en el municipio vestigios de finales de la Edad de Bronce. Pero el actual nombre de esta población data de la etapa musulmana. Al parecer la denominación de Benacazón procede de un árabe destacado (Qassum), que fundó una alquería y vivió en estas tierras, dándole el nombre de Ben-Ibn-Qassum (Hijo de Qassum).

Tras la Reconquista, el Rey Fernando III cambió el nombre árabe de Benacazón por el de Celada, pero éste no cuajó entre la población y mantuvieron la antigua tradición hasta derivar a su nombre actual.

Uno de los hoteles más emblemáticos del municipio es el Abades Benacazón, antiguo Andalusí Park. Este hotel cuenta con 2.500 metros cuadrados de zonas ajardinadas, con fuentes y rincones muy cuidados. Dispone de 200 habitaciones, totalmente equipadas, con terraza y vistas a los jardines. También cuenta con las más modernas instalaciones como salones diseñados para convenciones, reuniones o grandes eventos.

La gastronomía es uno de los grandes atractivos. Sus bares y restaurantes hacen que los fines de semana muchos pasen por sus calles. Como en todo el Aljarafe, su mosto es bebida obligada en temporada. El sopeao, una sopa de gazpacho, a la cual se le retira el agua y se le agregan: pan, pepino, huevo duro, aceite al gusto del consumidor; El pobre hombre, hecho con las sobras de los chícharos y tronchos, ajos troceados y pimiento rojo; la Pipi rana y, sobre todo, las aceitunas no pueden faltar en la mesa de quien quiera conocer las excelencias del menú benacazonero.

Ahora bien, elegir una ruta de tapas es complicado. Para ayudar, Benacazón, Umbrete y Espartinas han puesto en marcha el proyecto El Gourmet del Aljarafe, intentando potenciar el tejido empresarial y de restauración de los tres municipios ampliando su presencia en las redes sociales, facilitándoles que se publiciten de forma gratuita y ofreciéndoles asesoramiento en nuevas tecnologías. En cualquier caso, La Alacena es visita obligada: una cocina tradicional con otra visión como en los caramelos de cola de toro, el timbal de pollo con boletus, o la presa con salsa.