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Coripe

El valor añadido de la madera

  • Maderas Iripo construye puentes, cubiertas y pasarelas de acceso a las playas andaluzas, además de casas y techos decorativos. Es una empresa familiar que se ha convertido en líder provincial de su sector. La compañía maderera obtuvo en 2013 la certificación PEFC para uso de materias primas legales y sostenibles.

La idea le rondaba la cabeza desde 1986. ¿Por qué no especializarse en el tratamiento de la madera y cubrir la necesidad de crear accesos de calidad en las playas de Andalucía, entre otras utilidades? Así, el coripeño Pedro Jiménez Luna creó Maderas Iripo Sociedad Limitada en 1997 con un claro compromiso con el medio ambiente: tratar la madera de pino para conseguir una larga durabilidad una vez puesta en servicio. Para ello, realiza el tratamiento en autoclave, siguiendo el método Bethel de vacío-presión-vacío: la madera se mete en un cilindro de la planta de tratamiento, se le hace el vacío y se le mete el producto químico para, seguidamente, volver a hacerle el vacío. Todo ello con 10 años de garantía.

Además de suministrar madera tratada, Maderas Iripo también realiza todo tipo de montajes de estructuras, desde las más sencillas (vallas, tarimas, pasarelas...) hasta las más complejas como son puentes, cubiertas, casas, etcétera, teniendo un largo historial de obras por Huelva, Cádiz, Sevilla, Málaga, Almería, Murcia y Alicante, entre otros lugares. "Vamos allá donde esté el trabajo", afirma Pedro. La segunda generación de la familia, formada por María Jesús y Manuel, se ha hecho ya cargo de la gestión, tutorizada por Pedro Jiménez Luna, que ha sabido transmitir su buen hacer a sus dos hijos. "Nos fue bien hasta que llegó la crisis, aunque no nos ha tratado mal del todo. Ha habido que apretarse el cinturón, pero nos mantenemos y eso es lo importante", confiesa Pedro.

Aunque en los últimos años ha disminuido un tanto debido a la recesión, la facturación de Maderas Iripo en 2013 invita al optimismo: 572.342 euros.

Es la continuación del trabajo desarrollado en este sector por Jiménez Luna, que desde 1986 ha estado desarrollando su actividad en el mundo de la madera y el medio ambiente hasta convertir a Maderas Iripo en el líder de la provincia de Sevilla en el sector maderero gracias al esfuerzo de sus vástagos y a la adaptación rápida a los cambios y a las condiciones del mercado. María Jesús Jiménez apunta algunas razones del éxito de esta empresa de Coripe: "Hace unos años se puso de moda lo rústico. Además, la madera es un material noble más económico y más decorativo que el hormigón. Al margen de la Administración Pública y de la obra civil, cada vez tenemos como clientes a más particulares que quieren construir un porche de madera en la entrada de su casa o poner los techos de madera. Es el amor por lo antiguo".

Maderas Iripo ha construido, a día de hoy, infinidad de caminos de madera -con sus tablas, escalones y barandillas- para acceder a playas andaluzas, parques naturales y jardines. Pero, ¿cómo es el día a día en una empresa familiar?

"Siempre he trabajado con la familia y no sé cómo es hacerlo fuera de ella. Cuando tenemos diferentes opiniones, las broncas son más monumentales, pero los enfados se nos pueden ir más rápido también. Eso sí, todos vamos a una. Todos queremos que esto salga adelante", señala María Jesús, que resalta la enorme dificultad a la hora de desconectar: "Aquí nos llevamos el trabajo a casa y hablamos de madera hasta los domingos. Tiene ese inconveniente, pero también muchas ventajas. Por ejemplo, sacar adelante el negocio de mi padre es muy gratificante".

La empresa coripeña trabaja con tres tipos de madera: aserrada, que es la obtenida a partir de trazas u otras piezas de mayores dimensiones por arranque de serrín o partículas en sentido longitudinal; en rollo, que es aquella que se corta en trozas (troncos aserrados por los extremos para sacar tablas), se descorteza y se cepilla; y laminada, que son aquellos productos elaborados con láminas de madera de entre 6 y 45 milímetros de grosor.

Es un claro exponente de cómo el esfuerzo tiene una recompensa al son del grito metafórico de "¡Más madera!".

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