Exposiciones

José Luis Ágreda, rigor e inventiva

  • El dibujante repasa su trayectoria en una exposición en La Galería Roja.

  • 'La Ronda' reúne las obras más personales de este ilustrador, que triunfa ahora en el mundo de la animación

José Luis Ágreda, fotografiado en su exposición.

José Luis Ágreda, fotografiado en su exposición. / Antonio Pizarro

En la Exposición Universal que celebró Dallas en 1971, Bélgica levantó un pabellón "aparentemente modesto" que no obstante subyugaba a quien lo veía: por "sus proporciones, sus espacios, la delicada relación entre todos sus elementos", la propuesta provocaba en el público –también en los operarios que habían trabajado en el inmueble– una emoción extrema que se traducía en mareos y sudores. También en la década de los 70 habría que situar otro episodio destacado de la arquitectura, cuando estudiantes de la materia enfocaron el mundo desde una sensibilidad punk y "pintaron medio Londres con el lema: Danger, bad architecture".

Tanto el Pabellón Stendhal como el movimiento de los anarquitectos son, en realidad, dos invenciones de José Luis Ágreda y pertenecen a un proyecto inédito en el que el dibujante (Sevilla, 1971) reunió "historias reales y falsas que parecían verdaderas" sobre arquitectura, la carrera que empezó a estudiar pero de la que acabaría hastiado porque en ella había "demasiada matemática". Aquellos relatos ilustrados, que inicialmente iban a llamarse Arquitectura fantasma, forman parte ahora de La Ronda, la exposición que alberga La Galería Roja y en la que el autor, curtido en publicaciones como El Jueves o El País, exhibe obras "realizadas por voluntad propia, más por disfrute que por trabajo".

Una serie dedicada a la arquitectura. Una serie dedicada a la arquitectura.

Una serie dedicada a la arquitectura. / Antonio Pizarro

El título de la muestra se debe a una serie inspirada en la obra homónima de Arthur Schnitzler, una pieza que Ágreda conoció inicialmente gracias a la adaptación cinematográfica que firmaba Max Ophüls y que después leería con fascinación. En una serie de escenas, el autor dibuja "lo que no sale en el texto, que son los encuentros amorosos. A través de las posturas intento explicar qué está ocurriendo en las relaciones personales", comenta el sevillano, que quiso investigar en estas composiciones. "Me interesaba ver si deformando las figuras, haciendo cosas a priori no muy estéticas, el resultado final era atractivo", afirma.

Las creaciones que pueden verse en La Galería Roja recorren el sugerente y emotivo universo que Ágreda ha desplegado a lo largo de estas dos décadas. No faltan los homenajes que dedicaba a sus héroes de tebeo, una serie que protagonizó una espléndida exposición en la Casa de la Provincia, posiblemente el empeño más personal del conjunto junto a esa sorprendente reflexión sobre la arquitectura en la que se sucedían capítulos insospechados. Pero La Ronda recoge además otras piezas singulares, como una cazadora vaquera en la que, ayudado por la firma Debaga, llevó a la tela un retrato de Victorio y Lucchino o las expresivas ilustraciones con las que revisitó el imaginario de Scott Fitzgerald (El joven rico) o Pedro Antonio de Alarcón (Ojos negros).

La cazadora dedicada a Victorio y Lucchino. La cazadora dedicada a Victorio y Lucchino.

La cazadora dedicada a Victorio y Lucchino. / Antonio Pizarro

"Cada vez que me enfrento a un proyecto, de un modo u otro estoy ampliando mis registros, preguntándome hasta dónde puedo llegar", dice este dibujante del que también se exponen, entre otras obras, las dinámicas postales que hizo para el Sevilla Swing Festival o esos pájaros a los que viste como humanos y sienta en sillas, unos retratos que realizó para una muestra en La Gallina en el Diván. Para La Galería Roja, además, ha pintado un mural protagonizado por "brujas tatuadoras" con el que busca plasmar el espíritu de la Alameda.

Ágreda reside actualmente en Irlanda y trabaja para el estudio de animación Cartoon Saloon, responsable de joyas como La canción del mar y con el que el sevillano prepara una serie. "Está siendo una experiencia muy bonita. Los propietarios son también creadores y velan por que la gente esté cómoda", comparte sobre un proyecto que afianza al creador en el cine tras el triunfo de Buñuel y el laberinto de las tortugas, donde ejerció de director de arte. "Estoy muy orgulloso de ese trabajo, que gusta a todo el mundo", dice sobre un largometraje galardonado en numerosos festivales internacionales y ganador en los pasados Premios del Cine Europeo. "Es una pena, porque si todo lo bueno que se está hablando de la película se hubiese dicho antes quizás habría ido a verla más gente. Pero estamos felices", concluye, "con todo lo que está cosechando, sin duda se ha ganado un hueco entre lo mejor del año en animación para adultos".

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