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Bienal de Flamenco

¿Y el reciclaje del propio medio de expresión?

Reciclarte. Ana Morales. Baile: A. Morales. Guitarra: J. Guerrero. Cante: M. Soto 'El Londro' y E. Florido. Percusión: J. Pérez. Coreógrafos: A. Morales, P. de Córdoba. Compositores: J. Guerrero, A. Diassera. Audiovisuales: R. Sánchez. Vestuario: Escuela de diseño Ceade. Dirección escénica: B. Candil. Idea original: P. Caballero. Lugar: Monasterio de la Cartuja. Fecha: Lunes, 10 de setiembre. Aforo: Lleno.

Ana Morales abrió su espectáculo con una soleá vigorosa que la retorció una y otra vez. En diálogo con el flamenco más puro, la artista ensayó todo tipo de quebrados en planos singulares y variados. Ecos de esas contorsiones centrípetas inundaban el trabajo audiovisual de Ro Sánchez, que apuntaba hacia afuera, como obligando a la bailaora a salirse de sí.

Morales se vistió con trajes fantasiosos de materiales reciclados (plástico, metal, papel y saco) que fue abandonando como si mudase de piel. Sin embargo, es difícil hablar de conversión o transformación en Reciclarte. No vale cambiar de vestido para mudar de piel. La belleza de los elementos de la propuesta es incuestionable. Sin embargo, la manera de usarlos contribuye poco, muy poco, a la extensión de los límites del medio, en este caso, la danza, en concreto, el flamenco. Esto fue especialmente evidente en la tercera escena, donde sonó mucho metal, a pesar de que se le sacó poco partido. Es complicado hablar de metal y flamenco y no pensar en el trabajo de Israel Galván. Es ese uso de los materiales el que se echó en falta ayer. Hablo de cuando no está el metal por un lado y la danza por otro, sino que el metal se convierte en extensión del cuerpo del bailarín, en una extremidad más.

Junto a la soleá primera y a la imagen de la niña huidiza de la rondeña de la segunda escena, el diálogo entre pintura y danza fue de lo más bello de la propuesta, pues puso de relieve el quehacer común a todas las formas del arte. Puede que Morales no necesite de tanto cobijo. Quizás ni siquiera le venga bien en este momento. Tanto reciclaje eclipsó la potencia de esta fulgurante promesa.

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