La popular cafetería La Vega, enclavada en la plaza Esteve, afronta desde el pasado viernes 1 de octubre una nueva etapa en su larga historia. Empresarios de origen chino han adquirido el negocio en calidad de alquiler por 15 años con opción a compra, como así adelantó este medio el pasado mes de agosto.

A pesar de contar con varias ofertas, Cristina Herrero, propietaria del local, decidió aceptar la propuesta de estos empresarios, dos socios, Suli Lui, con varios negocios en Jerez y que también regenta el restaurante chino Gran Muralla, en la calle Medina, y Sui Ping Zhang, que ya contaba con negocios hosteleros en Zaragoza.

Hacía ya varios meses que entre muchos jerezanos, sobre todo los que frecuentan el centro, circulaba el rumor de que estos empresarios se habían interesado por el negocio tras conocerse que Cristina Herrero buscaba darle nuevos aires. De hecho, esta negociación tampoco es que se haya llevado muy en secreto, porque en no pocas ocasiones se les ha podido ver frecuentando la cafetería.

Según señala Sui Ping, se interesaron, sobre todo, por La Vega "por su situación", aunque también reconocen que "conocían" el peso de la cafetería entre la sociedad jerezana, destacando que a principios del próximo año el local se someterá a una reforma total, una de las premisas que les impuso la propietaria del local. Así, estas obras afectarán desde el mobiliario y la decoración, pasando por la barra, cocina y cuartos de baño (que deberán cambiar su ubicación), por lo que la estampa sesentera tan característica que presenta la cafetería en estos momentos dará paso a una más moderna y actual.

También hay que decir que La Vega seguirá siendo La Vega, es decir, su tradicional nombre se mantiene así como lo que siempre ha sido, una cafetería que, si bien ahora tendrá una gestión oriental, seguirá manteniendo su tradición jerezana y en la que se seguirán sirviendo los populares churros con chocolate; el fino y el oloroso al mediodía; comidas variadas y cenas, desmintiendo Sui Ping que el local se pudiera convertir en un 'wok', como ya se había empezado a oír en algunos corrillos y para tranquilidad de aquellos pesimistas que ya pensaban que La Vega dejaría de existir como tal para transformarse en otro tipo de restaurante. De hecho, cualquiera que se pase por allí cualquier mañana puede comprobar cómo todo sigue absolutamente igual, con la máquina de churros funcionando a todo ritmo y el local lleno de jerezanos y visitantes.

En cuanto a los empleados, sin duda uno de los aspectos más importantes, hay que destacar que estos empresarios mantienen a la totalidad de la plantilla que hay en la actualidad, 15 personas, y que incluso se ampliará, ya que se está a la espera de contratar un cocinero, puesto que en los últimos meses había bajado la oferta gastronómica de la cafetería ya que ahora prácticamente sólo se servían montaditos.