A 47 metros 2 | Crítica

Otra de tiburones y tontas

Una imagen de la película.

Una imagen de la película. / D. S.

Estiramiento del éxito de A 47 metros perpetrada por el especialista inglés en terror barato Johannes Roberts, responsable de la entrega anterior y de churros como Storage 24, El otro lado de la puerta o Los extraños: cacería nocturna. Todo se repite con más medios que no aportan nada, desde la claustrofobia del encierro submarino a las hambres tiburoneras y la estupidez de las protagonistas, en este caso unas amigas que tienen la mala idea de visitar unas ruinas submarinas.

Actúan, es un decir, las hijas de Jamie Foxx y Sylvester Stallone. Es tal y como usted se la imagina, con la excepción de un prólogo plasta que nada aporta y mucho resta a quien ha pagado una entrada para que le sobresalten con trucos y ruidos. Tanto ruido con apariencia de música que si la viera Spielberg debería maldecir la hora en que tuvo la brillante idea de que la música de Williams anunciara la amenaza de su tiburón.

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