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Cine

James Bond y su enemigo Bardem

  • Llega a los cines 'Skyfall', la película que celebra los cincuenta años de la saga 007 · El director Sam Mendes, Javier Bardem y Ralph Fiennes se unen a Daniel Craig para dar réplica al héroe británico.

El que inventó el dicho "renovarse o morir" debería estar pensando en la saga sobre el agente James Bond, del Servicio Secreto británico, con un doble 00 en su código que indicaba su licencia para matar. En los libros originales de Ian Fleming, ese vividor que se mató de hedonismo prematuramente cuando la serie en el cine despegaba, era de hecho un killer, un agente que como sus rivales del SMERSH soviético se dedicaba a quitar gente de en medio. En las películas es mucho, más: como el Tenorio, es gallardo y calavera, y poco a poco la sofisticación fue devorando al personaje, que se recorría medio planeta en cada una de sus aventuras.

Este octubre que muere hoy ha visto el cincuentenario del estreno de la primera película Bond, curiosamente el mismo día que los Beatles sacaban su primer éxito, Love Me Do. De hecho, los chicos de Liverpool y 007 fueron los grandes aportes británicos a la cultura popular en los años en que su vasto imperio se desintegraba, con lo que se demostró que aún tenían algo que decir. Más allá de sus rostros, (Sean Connery, George Lazemby, Roger Moore, Timothy Dalton, Pierce Brosnan, Daniel Craig), el comandante Bond se ha adaptado a estilos y modas, clave para su supervivencia. Creó escuela al revolucionar el thriller de espionaje de los años 60, pero a partir de los 70, pasado su largo impacto, empezó a seguir las modas, lo que lo llevó a una cierta decadencia. Así, el blaxexplotation en Vive y deja morir, los karatecas en El hombre de la pistola de oro o el espacio lanzado por La guerra de las galaxias en la nefasta Moonraker.

La serie fue convirtiéndose en pura rutina, sobre todo en la época de Pierce Brosnan, a pesar de que nos hizo el favor de visitar La Caleta. La solución llegó con el reboot, que como sabemos consiste en volver a empezar la saga desde el inicio. Con Daniel Craig y Casino Royale se volvió al Bond primigenio, un personaje más bien bruto, cruel, y se daban las claves de su escepticismo y su eficaz frialdad. En este caso la moda que seguía es el thriller ambiguo y en el fondo antiheroíco que se estila hoy. Craig pinchó algo en su segundo 007, Quantum of Solace, pero Skyfall, que se estrena hoy, quiere poner las cosas en su sitio.

No en vano los responsables del film sabían que está 23 aventura fílmica de James Bond, coincidía con el 50 aniversario del personaje en pantalla grande, y han tirado la casa por la ventana. Han fichado como director a Sam Mendes, el autor de American Beauty y Camino a la perdición, para potenciar la parte dramática. A los actores habituales, incluyendo a la gran Judi Dench como M, se unen Ralph Fiennes como alguien que le quiere mover la silla a la jefa del servicio secreto, y Cillian Murphy como un rejuvenecido Q, el armero que le pasa a 007 su peculiar utillaje. Aunque para nosotros la estrella de verdad es Javier Bardem, que encarna al villano de la función. Ya la crítica de los países anglosajones donde ya se ha visto Skyfall lo ha saludado como uno de los mejores enemigos de Bond, lo que tiene mérito dado los ilustres antecedentes. Tampoco se ha reparado en espectacularidad, como es norma de la casa. Londres, Escocia, China y Estambul son los escenarios de esta turbia aventura. Decir que para la secuencia inicial en la ciudad turca, que dura cuatro minutos escasos, se invirtieron cuatro semanas, lo que es un rodaje medio español. Bond siempre será de lujo.

La historia de Skyfall nos presenta al Servicio Secreto de su Majestad al borde del caos. La última misión de 007 ha fracasado y ha hecho que muchos de sus compañeros hayan sido descubiertos. Ante esto, la posición de M empieza a ser atacada, y Bond recurre a un truco que ya utilizó en Solo se vive dos veces: hacerse pasar por muerto para investigar un asunto que apunta a Silva, un antiguo enemigo que puede tener las claves de todo.

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