Festival de Venecia

Mendoza disputa el León de Oro a Anderson

  • El director filipino consigue colocar su 'Thy Womb' en las quinielas del galardón junto a la favorita hasta el momento, 'The Master'.

El realizador filipino Brillante Mendoza sorprendió este jueves en la Mostra con la luminosa Thy Womb, un colorido lienzo costumbrista sobre una peculiar poligamia, tras el que ha quedado eclipsada la otra competidora, La cinquiéme saison, de Peter Brosens y Jessica Woodworth.

Idolatrado por los intelectuales y repudiado por alérgicos al feísmo y la truculencia, Brillante Mendoza se ha reconciliado con muchos de sus detractores con su nuevo film, en el que cambia la sordidez urbana de Manila por la espléndida naturaleza de la isla Tawi Tawi, en la región meridional del archipiélago filipino. "No pienso en si mis películas son oscuras o luminosas. Sólo quiero contar una historia y hacerla de la mejor manera para que mi mensaje llegue", dice el director, a quien ya se considera posible rival de Paul Thomas Anderson, favorito hasta ahora para el León de Oro por The Master.

Ganador del premio al mejor director en Cannes por Kinatay y de regreso a Venecia tras presentar Lola, Mendoza navega con su cámara por el océano Pacífico, donde ofrece postales de un deslumbrante exotismo mientras se empapa de una atípica cultura que ni él mismo conocía. "Es una realidad muy oculta incluso para nosotros, y para mí era tan importante la belleza del paisaje como la de la gente, la comunidad. Hemos ido allí para recoger nuestra historia, para ver cómo comen, cómo duermen, cómo viven", explica acompañado de la actriz Nora Aunor, sobresaliente en el papel protagonista.

Thy Womb, efectivamente, introduce su mirada desprejuiciada y poética en unos códigos de conducta cotidianos para quienes los llevan a cabo, pero indudablemente impactantes para la mirada del espectador. Su premisa es la búsqueda que emprende un matrimonio de una segunda esposa para el marido que, además, pueda darle la ansiada descendencia. "Forma parte de la cultura de esta comunidad poder tener una segunda mujer que, en efecto, es muy duro para ellas y no tanto para ellos", asegura Mendoza, quien deja fluir los sentimientos entre impulso y tradición de manera primorosa.

Religión musulmana combinada con costumbres autóctonas, sacrificios animales o partos sin anestesia, son algunas de las realidades que Mendoza capta con su cámara naturalista, con la que consigue algunas de las secuencias más hermosas vistas en esta edición de la Mostra. "A pesar de la belleza de la naturaleza, la cultura, la boda... Los protagonistas viven sin superar los obstáculos que les hacen acceder al placer y a la eternidad de la pareja, que se materializa en los hijos. Como la propia comunidad y el propio país, están llenos de contradicciones entre la riqueza que les rodea y su infertilidad", resume Mendoza.

Este film, mucho menos críptico de lo que acostumbraba el director, aunque igualmente sensorial, acaba estableciendo relaciones tan líquidas entre la naturaleza y el hombre, los sentimientos y las reacciones físicas, como hiciera Apitchatpong Weerasethakul en su celebrada El tío Boonmee que recuerda sus vidas pasadas, aunque sin el componente esotérico.

Mendoza quitó todo el protagonismo al retrato de un apocalipsis rural, esteta y simbólico que ha creado el matrimonio formado por Peter Brosens y Jessica Woodworth en La cinquiéme saison, film menor que ha sido recibido con división de opiniones y que se inscribe dentro de una trilogía. Producción entre Francia, Bélgica y Holanda, esta cinta se ambienta en un remoto pueblo belga en el que, tras la celebración frustrada del rito anual de las fiestas municipales, se cierne el mal agüero y sus habitantes quedan atrapados en una estación perpetua que condena sus tierras a la esterilidad. "Es una compleja colección de emociones de la que no podemos explicar todos los significados. Lo dejamos en manos del público", dice Woodsworth, quien cita a Theo Angelopoulos, Andrej Tarkovsky o Gus Van Sant entre sus referencias.

Así, la carrera por el León de Oro queda casi cerrada, a la espera de la proyección de Passion, de Brian de Palma, y la italiana Un giorno speciale, de Francesca Comencini.

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