DIRECTO Jueves Santo en Sevilla, en directo | Semana Santa 2024

El tiempo El tiempo en Sevilla para el Jueves Santo y la Madrugada

Fall | Crítica

Puro espectáculo, puro efecto, puro vértigo

Un fotograma de 'Fall'.

Un fotograma de 'Fall'. / DS

Cuando la industria intentaba luchar contra la televisión, allá por los años 50, se hicieron algunas películas en relieve. Lo que obligaba a que cada cierto tiempo algo saliera disparado hacia la pantalla. También, llegando al máximo tamaño de los grandes formatos que competían con los pequeños televisores, se hicieron documentales y unas pocas películas argumentales en Cinerama (rodadas por tres cámaras y exhibidas por tres proyectores, aunque después se proyectaron algunas en formato unificado de Super Panavisión 70) que obligaban a incluir todo tipo de efectos (desde viajes en montaña rusa a vuelos, persecuciones o caídas por torrentes en plano subjetivo) que dieran al espectador la sensación de inmersión en la gigantesca pantalla curva. Hay avances técnicos que crean hipotecas al tener que insistir en su dimensión espectacular. Con las nuevas cámaras ligeras, los drones o la tecnología digital sucede lo mismo. Las películas, a veces, se ponen a su servicio dejando argumento, personajes y estilo en segundo plano. Y devolviendo de alguna manera el cine a su origen de espectáculo en ferias y parques de atracciones.  

Es lo que sucede con esta espectacular película que es una suma de fantásticos efectos montada sobre una exigua base argumental. Como un elefante haciendo equilibrios sobre un balón. O incluso sobre una pelota de pingpong. Adictos a la adrenalina a los que les da por escalar a alturas de vértigo. Un accidente. Una muerte. Un trauma. Y para superarlo, ascender a una vieja torre de televisión de 600 metros de altura ubicada en ningún lugar de ninguna parte (y difundirlo todo por YouTube porque hay de por medio una influencer). No muy buena terapia, porque -para que la cosa dure- se quedan aisladas en todito lo alto y deben ingeniárselas para bajar por la desgastada estructura desafiando su desmoronamiento, oscuridades, temperaturas y pajarracos.

Si el argumento es tan exiguo como disparatado (y peor pone las cosas cuando hace alguna intentona de profundización psicológica), las imágenes son vertiginosamente (de vértigo) espectaculares. La película, si se acepta el juego, se ve con ese nudo en el estómago y ese cosquilleo en las piernas que las alturas producen a casi todo el mundo. Este efecto de parque de atracciones es el único mérito -no menor, dada su exigua base argumental y el efecto que produce- de esta película. Al que se puede añadir que, tratándose de una modesta producción, logre una espectacularidad que, además de a las técnicas digitales, se debe sobre todo a la muy buena dirección fotográfica del realizador y director de fotografía español, experto en lo extremo, Miguel de Olaso MacGregor. Él es la mejor baza del director Scott Mann, ducho en películas de acción (El gran torneo, El golpe del siglo, La última jugada) que estira como el chicle el guión firmado por tres nombres (¡!) y las discretas interpretaciones de las dos casi únicas intérpretes, las jóvenes Grace Fulton y Virginia Gardner, que sufren en solitario durante casi todo el metraje de la película.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios