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Cine

Tercera dimensión

  • Se editan en una caja las seis bandas sonoras del grupo británico Tindersticks para el cine de la francesa Claire Denis.

También las buenas noticias vienen a pares. El lanzamiento de una preciosa caja con seis bandas sonoras de los filmes de Claire Denis (París, 1948), firmadas indistintamente por el grupo británico Tindersticks o en solitario por dos de sus miembros, Stuart Staples y Dickon Hinchliffe, coincide con el feliz acontecimiento del estreno comercial de la última película hasta la fecha de la directora francesa, Una mujer en África (White Material, 2009), la primera que llega a nuestras salas de una filmografía esencial para entender el mejor cine europeo de las últimas dos décadas.

Cineasta del cuerpo, las formas (rítmicas, musicales), el fragmento y la elipsis, curtida junto a Jacques Rivette, Wim Wenders y Jim Jarmush, Claire Denis viene construyendo desde Chocolat (1988), su primer largo, un corpus cinematográfico sólido y personal forjado desde una mirada que trasciende los discursos de género (que tienden a apropiársela desde la óptica feminista sin penetrar a fondo en su fascinante carne formal) para trabajar sobre la materia cinematográfica en su dimensión más difusa e incluso abstracta, aquella que deposita su confianza en una narración eminentemente plástica.

Títulos como J'ai pas somneil (1994), Beau Travail (1999), Trouble every day (2001), Vendredi soir (2002), L'Intrus (2004) o 35 Rhums (2008) articulan una singular y escurridiza puesta en escena de unos cuerpos fuera de sitio, enfrentados a la marginalidad, la diferencia, la resistencia, la extrañeza (incluso de sí mismos) o la exclusión como síntomas de un tiempo de multiculturalidad fallida, mala conciencia (colonial) y numerosas interferencias y ruido en los canales de comunicación social.

El papel de la música en este cine impresionista y físico de Denis es determinante: una música sinuosa, inquietante, en claroscuro, infectada de melancolía y lirismo contenido (los arreglos pueden remitir al mismísimo Bernard Herrmann), muy presente siempre en su materialidad sonora (óigase el recurrente y estático motivo de L'Intrus, protagonizado por un órgano continuo, el insistente riff droneado de una guitarra eléctrica y la melodía de una trompeta que van taladrando poco a poco la película), a la que ha venido dando forma la banda británica Tindersticks desde los días de Nenétte et Boni (1996), la primera de sus seis colaboraciones hasta la fecha.

Las bandas sonoras incluidas en esta caja, cuatro de ellas inéditas, nos regalan pasajes de poderosa densidad e intensidad musical, una "tercera dimensión de sentido que confiere a los filmes no sólo el poder de entender, sino el de golpearte en el estómago", en palabras de Dickon Hinchliffe, que nace desde una concepción eminentemente camerística, con leves y ocasionales apoyos de la sección de cuerda, en la que los timbres y colores instrumentales asumen una singular voz protagonista que funciona como una suerte de flujo sanguíneo entre las imágenes, la narrativa, su ritmo interno y la percepción del espectador: las Ondas Martenot, el piano Fender Rhodes, la flauta o la melódica de 35 Rhums; el pizzicato de las cuerdas en Vendredi soir; el diálogo jazzístico entre el contrabajo, la batería, los violines, la trompeta y la voz cavernosa de Staples en Trouble every day; el bajo eléctrico, la marimba y el piano preparado en Nénette et Boni; el harmonium, la guitarra eléctrica, el vibráfono, el violonchelo y la kalimba africana en White material.

Tindersticks - Staples - Hinchliffe Constellation - 5 CDs + libro (66 págs.: ensayo de Michael Hill) - 60 euros

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