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Cine

"La cultura, hoy día, no puede mantenerse sin subsidios"

  • Michael Haneke ve en la creación un espejo de "las cosas que nos aterran" y defiende la necesidad de apoyarla.

Historias incómodas, que hablan de "cosas que nos atemorizan", que desafían al espectador. Que justo ese cine sea premiado con el Príncipe de Asturias de las Artes es para el director Michael Haneke un reconocimiento a su oficio como cultura, en una época en la que se glorifica el éxito en taquilla.

El cineasta austríaco atiende por teléfono en mitad de uno de sus viajes por Europa, en lo que está siendo un año frenético de trabajo, presidido por el éxito de su última cinta Amor, ganadora de la Palma de Oro de Cannes, el Oscar y el Globo de Oro. "Para el cine como tal, es muy hermoso aparecer también en esta alta sociedad de cultura y ciencia. Porque hoy la mayor parte del cine es sólo mainstream y no puede ser considerado como cultura", se alegra Haneke al hablar de este galardón, que recogerá en persona el próximo octubre en el Teatro Campoamor de Oviedo. Un reconocimiento que no sólo es a su trabajo, sino que el también guionista considera se extiende a toda la profesión.

En ese debate entre cine como cultura o como industria, entre calidad y taquilla, Haneke (Múnich, 1942) tiene clara su respuesta. "Un país debe reflexionar si quiere cultura o no. Y la cultura, hoy día, no puede mantenerse sin subsidios. Si se quiere el cine como producto comercial, se puede hacer como en Estados Unidos, pero entonces las películas tienen otra pinta. Un cine de masas no necesita subsidio. Pero entonces no es un producto cultural, sino económico".

El propio Haneke es consciente de que sus películas no son fáciles de contemplar al poner al público ante situaciones límite. "No se trata de hacer que el espectador deje de mirar. Pero, a veces, hay realidades que son difíciles de soportar y, cuando se muestran de forma dura, puede ser que alguien no lo aguante", analiza el afamado cineasta. Haneke afirma que "ese encuentro con la verdad es siempre doloroso, porque uno no la ve con gusto. Pero esa es la esencia del drama desde sus orígenes; desde la tragedia griega, el drama no ha tratado cosas agradables", sentencia.

"El cine es drama, y el drama vive del conflicto. Si uno no hace comedia y se ocupa de cosas serias, tiene que saber hablar de las cosas que nos aterrorizan a todos. La violencia en la sociedad es una de esas cosas que nos dan miedo", explica sobre uno de los ejes de su obra. Con todo, el autor de trabajos como Funny Games o La pianista asegura que no hace cine político ni pretende transmitir un mensaje. "Antes que nada, soy alguien que trata de hacer buenas películas", sintetiza el director.

Cintas sin intención adoctrinadora, pero que no renuncian a dejar su huella en el espectador, aunque sea efímera. "Cuando con una película o un libro se logra que la gente que la ve o lo lee reflexionen un poco o se sensibilicen por una tarde, entonces ya hemos ganado bastante", se contenta. Por ejemplo, Haneke se refiere a Amor, una cinta de la que el director español Pedro Almodóvar ha dicho que debería ser de obligado visionado por todos los ministros de Justicia, para centrar el debate sobre la eutanasia. "Me parece muy bonito lo que ha dicho. A él lo valoro mucho. No hice, en principio, la película por eso. El motivo de hacer la película es cómo afronta uno el sufrimiento de una persona a la que se ama", explica sobre la cinta.

La concesión del Príncipe de Asturias alarga la intensa relación que Haneke ha mantenido este año con España, gracias a la presentación en el Teatro Real de un montaje del Cosí Fan Tutte de Mozart, de cuya dirección escénica ha sido responsable. Una relación que, afirma, sería "maravilloso" que continuara. Sobre si España, o un tema español, podría ser el eje de su próximo trabajo, Haneke reconoce no tener claro aún cuál será su siguiente proyecto, aunque insistió en que él necesita conocer a fondo el asunto de que tratan sus filmes. "En estos momentos no estoy en situación de decir cuál será mi próximo proyecto. Voy avanzando de trabajo en trabajo y me dejo sorprender", indica Haneke, que ha recibido muchas ofertas para trabajar en Estados Unidos, entre ellas una del actor Brad Pitt, pero que ha ido rechazando.

De momento, el objetivo inmediato es "volver a la vida" tras una época de trabajo muy intenso (el día 23 de mayo presenta en Bruselas su montaje del Cosí Fan Tutte), que incluso le ha mantenido alejado del cine, como espectador, en el último año. Respecto a la cascada de premios que ha recibido Amor (más de 30 desde su estreno en Cannes el año pasado), Haneke explica entre risas que ha sido "muy hermoso", pero que ya es hora de "producir algo para volver a ganar dinero".

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