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Cine

La fábula del niño-hombre

Abel. Comedia dramática, México-USA, 2010, 81 min. Dirección: Diego Luna. Guión: Diego Luna y Augusto Mendoza. Fotografía: Patrick Murguia. Música: Alejandro Castaños. Intérpretes: Christopher Ruiz-Esparza, Karina Gidi, Geraldine Alejandra, Gerardo Ruiz-Esparza, José María Yazpik.

Al actor mexicano Diego Luna (Y tu mamá también, Nicotina, La terminal, Soldados de Salamina, Sólo quiero caminar, Rudo y Cursi) no podrá negársele que ha elegido un argumento original para su debut como director. Abel, escrita por él mismo en colaboración con Augusto Mendoza, se acerca a la historia de un niño que, tras salir de un centro psiquiátrico, regresa a la casa familiar con pocas ganas de hablar y convencido de que él es ahora el cabeza de familia ante la ausencia del padre.

Con un tono de comedia subrayado en todo momento por la música (tal vez excesiva), Abel oscila entre el aire de la fábula surrealista y el retrato costumbrista sobre la institución familiar en un entorno, el mexicano, con sus características propias. Al margen de esta indecisión, Abel funciona bien gracias a sus intérpretes, liderados por un Christopher Ruiz-Esparza que, en la piel de Abel, realiza un maravilloso trabajo sobre los límites de la locura a partir de la imitación de gestos y frases propias de ese hombre adulto que se cree cada mañana.

Más allá de la levedad y la indeterminación de su tono, Abel nos regala varias escenas cómicas muy conseguidas y también algunas secuencias de cierto riesgo dramático que coquetean con la idea del incesto en el juego de suplantaciones muy bien resueltas en la ambigüedad de su carácter lúdico-edípico.

Fiel a una cierta estética visual propia del cine independiente norteamericano, Luna se maneja con bastante firmeza en la puesta en escena (casi toda la película transcurre en el interior de una casona destartalada) gracias a un elegante trabajo de cámara, aunque llegado el momento de rematar su faena opte por ponerse demasiado drástico y no sepa cómo poner un final convincente a su fábula, dejándonos con la duda de si la idea no hubiera funcionado mejor como un cortometraje.

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