Es una de las más firmes opciones de medalla de la delegación española en los Juegos Olímpicos de Tokio, y así lo demuestra en cada oportunidad que le da el calendario. La última fue la pasada semana en Nicosia (Chipre), donde Fátima Gálvez consiguió un bronce que supone su décima medalla en una prueba de la Copa del Mundo de tiro olímpico. Sólo la eslovaca Zuzana Rehak-Stefecekova acumula más podios que la tiradora de Baena.

De esta manera, la cordobesa se ha instalado ya como la segunda medallista histórica en una competición que arrancó su andadura en 1998. Por delante sólo está una clásica, de las mejores del certamen en la competición de foso olímpico, como es Rehak Stefecekova. La doble medallista olímpica en Pekín y Londres (plata en ambas citas), tres veces campeona mundial y otras tantas europea, apenas aventaja a Gálvez en una metal en las Copa del Mundo, pues acumula 11.

Eso sí, hay una diferencia aún mayor en el color de los metales. Porque mientras que el reparto de Fátima es de un oro, cuatro platas y cinco bronces, el de la eslovaca es de cinco oros, dos platas y cuatro bronces. Pero también hay lugar para el optimismo en un futuro próximo, ya que el último éxito en el certamen de Zuzana fue en 2015 (el primero 12 años antes, en 2003), mientras que la baenense viene de sumar su último podio hace apenas seis días (se estrenó en 2011).

Esa medalla de bronce en Nicosia permitió a Fátima Gálvez desempatar con otras dos habituales en el foso que siguen estando siempre cerca del éxito: la finesa Satu Makela-Nummela y la italiana Jessica Rossi, que ahora ha visto cómo la sanmarinense Alessandra Perilli las iguala a nueve podios. Porque la tiradora natural de Borgo Maggiore fue plata en Chipre, viéndose, como la cordobesa, superada en la final por la sorprendente polaca Sandra Bernal.