El proyecto de la tercera fase tiene un coste estimado de entre dos y 2,5 millones de euros. El Arzobispado está en conversaciones con el Ayuntamiento para que se desarrolle el convenio firmado en diciembre de 2014 por el que el Consistorio se comprometía a financiar el 50% del total de esta última fase. "Si no existiera esa colaboración tendríamos que buscar financiación y hacer un esfuerzo muy grande, pero tenemos el convencimiento de que la obra se va a acabar sí o sí", recalcó Alberto Benito, ecónomo diocesano.

El ecónomo desgranó las inversiones efectuadas hasta la fecha. La inversión de las dos primeras fases, la de las cubiertas (año 2009) y la recién terminada, correspondiente a la excavación y estudio arqueológico y el exterior, ha sumado unos dos millones de euros, aproximadamente. El Arzobispado y el Ayuntamiento habrían asumido cada uno el 40%, mientras que la Junta de Andalucía habría costeado el 19% de la primera fase. Además, La Caixa habría entregado 150.000 euros (el 1%).

Cuando se complete la última fase, y si se cumple el protocolo firmado con el Ayuntamiento, Benito señaló que la inversión del Consistorio y el Arzobispado ascendería al 45%, mientras que la de la Junta sería del 9%, al no poner nada actualmente, aunque en su día aseguró que podría encargarse de la restauración de los bienes muebles mediante el IAPH. También esperan que se sumen otras aportaciones privadas.

El actual gobierno municipal firmó el 22 de diciembre de 2015 un convenio de colaboración por el que se comprometía a abonar el 28% del coste final de las obras de las fachadas y la excavación, un pago ya realizado.

En el documento, se pedían unas contraprestaciones, como que el monumento estuviera más tiempo abierto al turismo o que se pudieran organizar algunas actividades que no interfirieran en su carácter religioso.

El ecónomo lamentó que la obra de Santa Catalina se haya acometido en una época de crisis: "Ha tenido muy mala suerte", dijo.