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Cofradias

Cózar, en un paso de Castillo Lastrucci

  • Emilio Díaz Cantelar le dedicó al escritor el cartel de la Esperanza de Triana Rafael de Cózar presentó la segunda entrega de 'Viñetas Cofrades' y en la tercera lo inmortalizaron

EN el respiradero del palio de una Virgen. ¿Quién se lo iba a decir a Rafael de Cózar? El interrogante admirativo es de Emilio Díaz-Cantelar, el pintor que inmortalizó en el cartel de la Esperanza de Triana al catedrático de Literatura que fue mortal el 12 de diciembre del año pasado cuando intentaba apagar el fuego que estaba destruyendo la biblioteca de su casa de Bormujos.

Después de una etapa de alquiler en la calle Pascual de Gayangos, Rafael de Cózar se compró un piso en la calle Imaginero Castillo Lastrucci, de quien hasta mañana se puede ver en el Círculo Mercantil su impresionante misterio (de 1928) de la Presentación de Jesús ante el Pueblo, el paso de San Benito.

Esos años en la calle Imaginero Castillo Lastrucci, en el piso al que ahora ha vuelto su viuda, Nastalia Turrión, constituyen la relación más explícita de Cózar con la Semana Santa. Hay una hermosísima intrahistoria de amistad y generosidad sellada en la relación que mantuvo con el pintor autor del cartel y con sus hijos Damián y David, a quienes les presentó en febrero de 2012 la segunda entrega de sus Viñetas Cofrades. Los hermanos Díaz-Cantelar lo convirtieron en figurante de la Semana Santa en una ilustración de la siguiente entrega, compartiendo figuración en el tramo de bulla con el autor de estas líneas al paso de la hermandad de la Veracruz.

La presentación que Cózar hizo de Viñetas Cofrades es todo un tratado de sociología de la Religión que aprobarían especialistas como Salvador Rodríguez Becerra o Isidoro Moreno. El que fuera vecino de Imaginero Castillo Lastrucci, vecino por tanto de su Dulce Nombre, decía en aquel pregón pronunciado en la Fundación Cruzcampo que "el escenario es la propia calle, tanto en función de día como de noche, mientras los actores son el propio público actuante y asistente".

El día que Emilio Díaz-Cantelar presentó el cartel de la Esperanza de Triana en la Capilla de los Marineros, en presencia de la viuda de Cózar, el cronista estaba a esa misma hora en la calle Betis, Abades Triana, donde Jesús Méndez Lastrucci, bisnieto de Castillo Lastrucci, presentaba su biografía novelada de Antonio Susillo, el escultor de Velázquez, Mañara, Daoiz y los doce gastadores del palacio de San Telmo.

Una semana después, a la misma hora que Manuel Román presentaba la quinta entrega de las Viñetas Cofrades, toda una mayoría de edad, volvió a cruzarse Cózar en nuestro camino ejerciendo una especie de ubicuidad espiritual. No pude asistir a ese más que bautismo confirmación editorial, porque me tocaba ejercer de moderador en una mesa redonda en la que varios amigos de Rafael recordamos su legado.

Apunté que la palabra Cózar cabe dentro de Cortázar. El escritor sevillano de Tetuán, co starring de Alatriste, murió el año del centenario del nacimiento del autor de Todos los fuegos el fuego. En mi particular recreación de Todos los Cózar el Cózar hay un Rafael cofrade de forma sutil, transversal, tan vanguardista como la literatura que estudió y ayudó a difundir.

"Para entender una cultura es básico conocer su visión de la muerte", dijo Cózar en esa presentación donde habló de Flash Gordon y el Capitán Trueno. "En el caso andaluz, simplemente observando los cementerios, uno comprende mejor el sentido que tiene para nosotros la vida". Un cementerio donde ahora reposan sus restos junto al crucificado de Susillo, el sevillano que asombró a los franceses el año que se inauguró la torre Eiffel.

En su libro El bosquejo de los sueños (Calembé), hay un relato de Rafael de Cózar titulado Diez bocoyes por vivir en los que el protagonista visita los cementerios en los que están enterrados diversos escritores: Boris Pasternak, Rimbaud, Baudelaire, José Martí, Kafka, Antonio Machado en Colliure y el amigo de Hemingway que inventó el daiquiri.

La apuesta de Cózar por la vida era una apuesta militante. Lo evidencia el proyecto que propició su primer encuentro con Emilio Díaz Cantelar. El pintor coordinó a los artistas plásticos y el escritor a los literarios en la exposición Un salto a la vida (febrero-abril 2010) que con el aliento del doctor Pérez Bernal abogó por las donaciones y trasplantes. El doctor Sievert, abuelo materno de Cózar, hizo en 1923 el primer trasplante de córnea de conejo a un ser humano. Enriqueta García-Junco, esposa de Emilio Díaz-Cantelar, pintora, madre de Damián y David, está trasplantada de riñón y de hígado.

Cózar ha vuelto a la calle Imaginero Castillo Lastrucci. En el libro mencionado sólo hay dos referencias a la Semana Santa: en un relato huye de la de Cádiz para hacer una escapada a Punta Umbría; en otro, aparece como "penitente en procesión" detrás de una "fotocopia de la Giralda", en referencia a una bella dama. Le hubiera gustado ver el último número de Viñetas Cofrades. En la portada, Rodrigo y Lucas, hijos respectivos de Damián y de David, nacidos en 2011, el año de las primeras Viñetas Cofrades.

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