Las siete palabras

Eterna charla en un cruce de caminos

  • A la salida de la cofradía se cantaron tres saestas desde el Palacio de Monsalud

Un cruce de caminos entre San Vicente, Cardenal Cisneros y Alfaqueque. Un atardecer gélido del Miércoles Santo. Una collación llena de gente. Una hermandad llamada Siete Palabras y una reunión de dos mujeres con más de siete conversaciones, las que tuvieron mientras que la penúltima cofradía de la jornada salía a la calle. Allí estaban María Ángeles y su amiga, una amiga que no pronuncia ni siquiera siete palabras, porque aquí todo lo dice Ángeles, quien ha mandado a su marido y al de su amiga al bar más cercano para que le traigan unas cuantas viandas y de paso se queden entretenidos viendo el fútbol mientras ella le cuenta a su amiga sus cuitas con el prójimo más cercano. Bebe y charla, charla muchísimo, tanto que no le importa cuantos pisotones se lleven sus pies porque Ángeles necesita contarle a su amiga todos esos conflictos que mantiene con los vecinos de la planta de arriba, de abajo y de enfrente.

Ni el silencio que se engendra en el gentío cuando el Nazareno de la Divina Misericordia sale interrumpen la charla de esta mujer. Al fin calla. En el Palacio de Monsalud un joven canta una saeta, su afinación es tal que ha hecho enmudecer a Ángeles para bien de los oídos de su amiga. Aplausos sin sentido ponen fin al cante flamenco. Ángeles vuelve a la carga. Ahora le toca descargar contra su compañero de trabajo. Su amiga respira aliviada. Llega ya el misterio que le da nombre a la cofradía. Es lo bueno de tener tres pasos. Otra vez suena la saeta. Ángeles calla, aunque todo hace presuponer que después del cante vendrá otra ración de chismes y críticas. A saber quién sufrirá ahora las flagelaciones de sus comentarios.

El paso de misterio tiene un andar bastante ligero, con lo que en breves minutos Ángeles continúa. Su amiga le interrumpe por una vez para sugerirle que vayan a ver la salida de los Panaderos. Ángeles dicierne. Se quiere quedar a ver la salida de la Virgen de la Cabeza. Y vuelve a charlar. Hay una tercera saeta cuando sale el palio. No dura mucho. La cofradía se va. El público se dispersa. Ángeles sigue sin callarse.

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