El Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH) devolverá al Cristo de la Expiración, de la Hermandad del Museo, el aspecto que se le otorgó en el siglo XIX y que se recuperó en la restauración efectuada en 1991 por los restauradores Raimundo Cruz Solís, Isabel Poza Villacañas y Cristóbal López Romero en el Instituto de Conservación y Restauración de Bienes Culturales (ICRBC) de Madrid. Así se acordó en la primera reunión de la comisión de seguimiento, formada por cinco profesionales del IAPH y otros tantos miembros de la cofradía, que tuvo lugar en la mañana de este miércoles, y en la que se pusieron en común los criterios de la intervención que se prolongará por espacio de cinco meses y medio. Aunque se tratarán algunas zonas del soporte, como la corona de espinas, la restauración se centrará en la limpieza de las capas superficiales del Crucificado, cuya oxidación natural ha causado el oscurecimiento de la policromía. El coste de la restauración, asumido por la corporación, es de 12.289, 55 euros (IVA excluido).

El Crucificado del Museo fue trasladado hasta el Centro de Intervención del IAPH en la Isla de la Cartuja el pasado 29 de mayo. Durante este tiempo, los técnicos le han realizado diversas pruebas para examinar con detenimiento el estado de la estructura portante, introducida por Peláez del Espino en la restauración de los años 70; ver en qué estado se encontraba la estructura corpórea (la pasta de madera de la que está hecha la imagen); y estudiar el estado de conservación de la policromía. Estos estudios ya han deparado las primeras novedades, aunque en la hermandad ya tenían conocimiento histórico de las mismas. El IAPH ha atribuido la realización del Cristo, realizado en 1575, además de al escultor Marcos Cabrera, al pintor Juan Díaz, quien se supone que sería el autor de la policromía original del siglo XVI, que se conserva en parte. El estudio radiográfico realizado también ha revelado la pervivencia del sudario primitivo debajo del actual -realizado por Manuel Gutiérrez Reyes-Cano en 1895- de reducido tamaño y con un plegado más acorde con la estética manierista del Crucificado.

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La comisión acordó que el Cristo recupere la imagen con la que vino de Madrid en 1991. En aquella ocasión, los restauradores y la hermandad decidieron llegar hasta la tercera capa polícroma de la imagen (debajo de ésta se encuentra la original y una segunda capa) que es la realizada en el siglo XIX, probablemente por Gutiérrez Reyes-Cano durante su restauración. Actualmente, el aspecto del Cristo se encuentra alterado por la oxidación natural de los barnices que le fueron aplicados en 1991 y en la intervención de urgencia de 2008, cuando se desprendió mientras era subido a su paso procesional. En la intervención, "se consolidarán los estratos de policromía, se eliminarán las capas de barnices no originales y alterados, se eliminarán las reintegraciones alteradas y/o que sobrepasen la zona a reintegrar, se suprimirán los estucos en mal estado y/o que sobrepasen la pérdida polícroma, se reintegrará el estrato de preparación, y se reintegrará de color las zonas con pérdidas de policromía, que tiene por finalidad dar unidad a la obra sin aportar reposiciones cromáticas innecesarias. Se llevará a cabo atendiendo a los principios de ser discernibles del original a corta distancia y con técnica fácilmente reversible". En cuanto al soporte, se consolidará la corona de espinas y el cordón del sudario "mediante la impregnación con colas animales".

Luciano Alonso, consejero de Cultura y Deportes, dio a conocer a este miércoles en el IAPH las líneas generales de esta restauración.