La diosa lluvia

Siete Semanas Santas sin lluvia desde 1990

  • El agua se ha convertido en los últimos años en un elemento más de la celebración y ha deparado escenas inéditas, refugios en templos que se repiten, o regresos apresurados.

UNOS números demoledores. De las últimas 24 Semanas Santas sólo ha habido siete años en los que la lluvia no ha aparecido. Apenas un 29%. La estadística es todavía peor si sólo se cuentan las celebraciones de este siglo. Entre 2001 y 2013 tan sólo en dos años no ha llovido. Un pírrico 15%. Desde 1990, las Semanas Santas sin lluvia han sido las de 1991, 1992, 1993, 1997, 1999, 2001 y 2009. Los tres últimos años han sido absolutamente nefastos. En 2011, se quedaron 33 cofradías sin salir. En 2012, 29 no pudieron hacer su estación de penitencia. Una de ellas, la Hiniesta, tuvo que dar marcha atrás. Otras dos se tuvieron que refugiar: la Redención, en la Anunciación; San Gonzalo, en la Magdalena y en la capilla de la Estrella. La Vera Cruz, por su parte, salió tan sólo con la reliquia del Lignum Crucis. El año pasado, otras 30 hermandades, de una manera u otra, se vieron afectadas por la lluvia. 22 de ellas ni si quiera pudieron poner la cruz de guía en la calle, mientras que otras ocho sufrieron la lluvia en pleno recorrido procesional. En estos años, las hermandades de vísperas tampoco se han escapado del agua. Las peores Semanas Santas de las últimas décadas son, además de las tres últimas, las de 1998, 2003 y 2007.

La lluvia que aparece sin piedad durante las jornadas en las que se rememora la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo -las estadísticas de la Aemet dicen que en Sevilla llueve una media de cinco días en marzo y seis en abril- ha deparado, por otra parte, escenas inéditas, refugios que se repiten e imágenes para olvidar, a partes iguales. En el año 1990 la Hermandad de Jesús Despojado vivió una accidentada procesión. La cofradía salía desde la parroquia de San Gil por las obras que se estaban realizando en su capilla de Molviedro. La lluvia le sorprendió en su regreso. El Cristo se tuvo que refugiar en San Pedro y la Virgen, en el Salvador. Más tarde, ambos pasos prosiguieron su recorrido, pero tuvieron que refugiarse de nuevo. En este caso, en San Juan de la Palma. El regreso a San Gil fue el Domingo de Resurrección.

En 1995, por un inorportuno chaparrón en la noche, la Hermandad de la Bofetá se quedó en la Catedral y la Candelaria en la Universidad. Regresaron el Domingo de Resurrección. La Virgen del Dulce Nombre volvió a San Lorenzo con un inusual exorno de claveles blancos, algo que sólo se ha repetido en 1971 y en junio de 1992 en el traslado al Salvador por la exposición Los Esplendores. Ese mismo año, un chaparrón durante la Madrugada, hizo que coincidieran en el interior de la Catedral la Esperanza Macarena y la Esperanza de Triana.

La Semana Santa de 1998 fue un desastre para olvidar. Llovió el Domingo de Ramos, el Martes Santos, el Jueves Santo, en la Madrugada no salen ni el Silencio ni el Gran Poder. Llueve también el Viernes Santo y el Sábado. En esta Semana Santa se produjo la terrible imagen del Señor de Pasión cubierto por un plástico y regresando apresuradamente al Salvador. El Cachorro se refugió el Viernes Santo en la O y volvió a su templo posteriormente.

En el año 2000, la lluvia deparó una estampa que no se producía desde los años sesenta. El paso de la Borriquita salió por la noche en el cortejo del Amor. La escena se volvió a repetir en 2012.

La lluvia también ha hecho que muchas hermandades hayan tenido que buscar refugio en otros templos. Los más utilizados son la Anunciación, por su cercanía a la carrera oficial, donde se han cobijado la Carretería, Jesús Despojado, la Soledad, la Macarena, los Gitanos o los Servitas; la Magdalena, donde se ha podido ver al Cachorro o a San Gonzalo; la Universidad, refugio habitual del Tiro de Línea o la Paz, o el Salvador. También se han protegido algunos pasos en sitios más inverosímiles, como el Arquillo del Ayuntamiento. Allí se guareció el año pasado el Señor de la Victoria de la Hermandad de la Paz. También, hace ya muchos años, dio protección al misterio de Jesús ante Anás o al palio de la Macarena, entre otros.

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