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Cofradias

Tiro de Línea, un elogio de la devoción

  • El barrio se vuelca una vez más con el Cautivo y la Virgen de las Mercedes

Niños agazapados a las rejas de balcones engalanados, macetas de geranios en flor y mucha gente en la calle. Desde las diez de la mañana un trajín de vecinos nerviosos y cargados de emoción se preparan para un día grande en el Tiro de Línea. A lo largo de la jornada matinal, mujeres mayores, madres con pequeños en sus carritos, abuelos con sus nietos y grupos de vecinos que se reencuentran cada Semana Santa van ocupado los mejores puestos bajo los naranjos de un Lunes Santo caluroso.

Ante la puerta principal de la parroquia de Santa Genoveva, nazarenos y penitentes comienzan a desfilar. Los hermanos sirven los primeros vasos de agua. El calor aprieta y la jornada es muy larga para esta cofradía. Son 14 horas de procesión. Será duro para los costaleros. La hazaña de pasear al Cautivo y a la Virgen de las Mercedes ha cumplido ya 20 años en la espalda de Pepe Grosso. "Mi sobrina Alexandra sólo tiene un año y ha venido hoy expresamente desde Italia para disfrutar de su hermandad", explica este costalero que portará hasta cinco pasos a lo largo de la semana: el Cautivo, la Lanzada, las Cigarreras, el Silencio y los Servitas. "Para mí, la Semana Santa es un pilar de vida", comenta con entusiasmo en sus palabras.

El Tiro de Línea acumula más de medio siglo de estampas que una vez más son inmortalizadas por cámaras de foto, de vídeos, móviles, y por la retina de varias generaciones. En la puerta de la iglesia, un abuelo explica a su nieto el significado de cada gesto y de cada atuendo. Desde muy pequeños, en el Tiro de Línea los vecinos aprenden a disfrutar del Cautivo y de la Virgen de las Mercedes. Los nazarenos prosiguen a ritmo muy rápido y con muy poco espacio entre capirote y capirote. Este cortejo cuenta con 1.800 nazarenos.

Poco a poco el Cautivo se asoma a su barrio en un Lunes Santo espléndido. Todas las miradas se dirigen hacia Jesús Maniatado. El barrio se vuelca con su hermandad una vez más. Y a pocos pasos, la primera saeta rompe desde un balcón. Las lágrimas de emoción se mezclan con el sudor. Hace calor. La multitud permanece inmóvil en la calle Romero de Torres. Algunos aprovechan la espera para refrescarse con las primeras cervezas del día. La Virgen de las Mercedes se luce entre una lluvia de pétalos.

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