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Cofradias

Único lunes que 'abre' el Museo

  • Recorrido por los pintores que viven, pintan o murieron en el entorno. García y Ramos firmó cuatro carteles de primavera. Tiene calle y murió en la casa de Fernán Caballero.

ES el único lunes del año que abre el Museo. Se abre a la ciudad con todos los honores del Lunes Santo. Huele a Museo esta plaza y sus alrededores. La estatua de Murillo en el centro. La casa número 14 de la calle Fernán Caballero en la que el 2 de abril de 1912 -el Miércoles Santo, un nuevo aniversario- murió José García y Ramos; la misma casa en la que falleció Cecilia Böhl de Faber, que firmaba sus escritor con el sobrenombre que rotula la calle que nace en O'Donnell.

Plaza y entorno de pintores. Donde vive Benito Moreno, hermano del Silencio, vecino de un inmueble que rehabilitó el arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra. Muy cerca está el estudio de Ricardo Suárez, también hermano del Silencio, costalero de San Gonzalo. Los ecos del Museo llegan a Canalejas, que da nombre a una conocida galería de arte y venta de cuadros. Apellido de un ministro gallego asesinado ante el escaparate de una librería de Madrid en 1912, el mismo año que muere García y Ramos.

La calle García y Ramos desemboca por Alfonso XII en la plaza del Museo. Una calle donde tiene su asiento el Servicio Andaluz de Empleo, corre paralela a San Vicente, atraviesa la calle Alfaqueque -palabra que aparece en Tres milenios de historia de Antonio Domínguez Ortiz- y nace en la plaza de Rull.

Vale la pena detenerse en el titular de esta calle de poco trasiego. Uno de los nombres más ilustres de la pinacoteca que da nombre a la esta hermandad del Lunes Santo. José García y Ramos realizó cuatro carteles de fiestas primaverales, Semana Santa y Feria, correspondientes a 1890, 1906, 1907 y 1912, este último el más controvertido y curiosamente recuperado siete décadas después para las fiestas de 1985.

Los pormenores de esa cartelería aparecen en el libro Un siglo de carteles festivo-religiosos en Sevilla (1881-1987), objeto de la tesis doctoral de Guillermo Mateos de los Santos Pérez, coleccionista de carteles y fundador de la hermandad de Santa Genoveva.

El cartel de 1890 fue realizado en los talleres de litografía de Eduardo Portabella, en Zaragoza. Los tres restantes, en los del litógrafo valenciano José Ortega. A las cofradías las llama suntuosas. A lo largo de casi un cuarto de siglo, se aprecianlos cambios en la estética de García y Ramos, "intérprete fidelísimo de nuestras costumbres", según reza la placa de Fernán Caballero, 14.

El primero de los cuatro carteles es el más prolijo en información: iluminaciones en la calle San Fernando y el Prado de San Sebastián; fuegos artificiales; gran Retreta Militar; exposición de ganados; carreras de velocípedos; regatas en el Guadalquivir; globo cautivo en el Real de la Feria; acoso y derribo de reses en la dehesa de Tablada; tiro de pichones; carreras de caballos; carreras de cintas; corridas de toros, con el cartel: Fernando Gómez El Gallo, Manuel García El Espartero y Rafael Guerra Guerrita.

El siglo XX empieza por lo más alto en la cartelería de fiestas de Sevilla: Gonzalo Bilbao en 1900 -repetirá en 1913-, Rico Cejudo, en 1901; Jiménez Aranda, en 1903. Augusto Plasencia, Cayetano Luca de Tena y Antonio Halcón y Vinent son los tres alcaldes de Sevilla que firman los cuatro carteles de García y Ramos.

En el primero de los cuatro, hay un dato pictórico fundamental: se informa a los sevillanos y visitantes que acudan a la inauguración de la estatua "del insigne pintor sevillano gloria de España Diego Velázquez". Obra del artista Antonio Susillo.

Los carteles de 1906 y 1907 son más escuetos de información. El segundo es pura vanguardia: una mujer ataviada con traje de fiestas entre dos velocidades: el torero a punto de iniciar el paseíllo; el nazareno en actitud de hacer un alto en la estación de penitencia. Nazareno y torero. Dos roles sevillanos con el nexo del Domingo de Resurrección. Alfa y omega de los puntos suspensivos.

El cartel póstumo de García y Ramos lo tituló La reina de la fiesta. La revista La Exposición, que debe su título a un certamen que se inauguró quince años después de la fecha prevista, publicaba los cinco bocetos no premiados e informaba de que el elegido de García y Ramos "ha causado general disgusto en los centros artísticos". La reina de la Fiesta era el número 15 de los que se presentaron. La niña bonita.

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