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El contrapunto

El capataz, 'gemelo' del contraguía

  • Crecieron en el mismo barrio, sacan el mismo paso y se casaron con dos hermanas gemelas La puerta de la iglesia era la portería de fútbol en la que jugaban en Molviedro

EMILIO Muñiz Cabrera y Pedro Díaz Díaz se casaron con María y Carmen Oliva Rodríguez-Palacios, respectivamente, hermanas gemelas nacidas el 23 de mayo de 1974. Cumplirán años la jornada de reflexión de las elecciones municipales. Pero los gemelos parecen ellos. Se criaron en la misma calle, Emilio en Quirós y Pedro en Padre Marchena, separadas por Doña Guiomar por donde este año volverá a pasar el Gran Poder. Nacieron el mismo año (1971), jugaron al fútbol en la plaza de Molviedro, "la portería era la puerta de la iglesia", fueron juntos al colegio San Isidoro de Mesón del Moro, también al instituto San Isidoro, donde se bifurcan sus trayectorias: Pedro estudió nocturno, Emilio diurno. Van juntos al fútbol, aunque Pedro es bético y Emilio sevillista. Tienen pase de pernocta para concuñados y disfrutan juntos de la Madrugada. Son vecinos en Bormujos en casas de una cooperativa de la que Emilio es tesorero y Pedro administrador. "Fuimos a comprarlas juntos y en la inmobiliaria creían que éramos pareja. Les dijimos que queríamos una casa para cada uno".

Donde más gemelos son los maridos de las gemelas es en la trabajadera de Nuestra Señora de los Dolores y Misericordia de la Hermandad de Jesús Despojado. La misma que les clausuró la portería infantil. Hasta el año pasado salían de costaleros bajo la titular de la capilla del Mayor Dolor. Este Domingo de Ramos son dos de los cinco que van a salir debajo del paso: Pedro se estrena como capataz del paso de palio, con Emilio de contraguía. Los dos timoneles de dos cuadrillas de treinta hombres que se turnan cada veinte minutos.

Hoy los han citado en Molviedro a la una del mediodía. Se cambiarán en la casa de Petra, la madre de Emilio. Cuando hace cocido, el olor llega hasta la calle Zaragoza. María y Carmen, las gemelas, hijas de Jacinto e Isabel, un platero que murió cuando tenían 14 años y una sevillana de la Alfalfa, son más bien espectadoras y lo llevan con una resignación más cristiana que nunca. Como las bromas con los equívocos. La mujer del prioste se ha disculpado con Carmen porque la confundió con María y le chocó que no le devolviera el saludo.

Pedro y Carmen se conocieron un Sábado de Pasión, once días antes de que se inaugurase la Expo del 92. Emilio y María, en una procesión de Pino Montano. Hasta sus romances tienen un contexto de pasión al cuadrado. Emilio nació medio año antes que Pedro, pero se casó un año después. Los dos son futboleros y amigos del bricolaje. Pedro trabaja en Seguros Ocaso y desde hace quince años es portero en la Maestranza. Del Domingo de Ramos al de Resurrección sin solución de continuidad. Emilio se levanta todos los días a las cuatro de la mañana para ir a Mercasevilla. Trabaja en una empresa de repartos de alimentación a bares, restaurantes y hoteles. El Inglaterra, el más próximo a su casa. A los cocidos mágicos de Petra. Esos madrugones le impiden concentrarse para la lectura, afición que sí tiene Pedro, que está ahora con El hereje de Delibes y le pasó a su concuñado las Cincuenta sombras de Grey.

Su escuela del costal fueron las cruces de mayo. Pedro creció en un corral de vecinos, el de la Cruz, pero abandonó el barrio. Emilio siempre vuelve. Ahora son sus hijos los que juegan en la plaza de Molviedro cuando van a casa de la abuela: Pedro, Manuel y Jacinto, los hijos de Pedro y Carmen; Emilio y Mariana, los de Emilio y María. Los que llevan los nombres de sus padres salen también de nazarenos con Jesús Despojado. A Mariana, experta en números primos, le queda demasiado grande el traje de monaguillo. Pedro tiene más antigüedad como costalero y también lo ha sido en las Siete Palabras. Emilio tiene menos bienios de trabajadera y más variedad de roles: ha sido nazareno, tocó en la banda de Jesús Despojado.

María trabaja de dependienta de El Corte Inglés y Carmen es camarera en el Bodegón Torre del Oro. Sus maridos tenían en la puerta de sus casas el Cambridge de la devoción. "Hemos crecido con el bullicio, la emoción de ver pasar el Gran Poder por aquí". María salió dos años de nazarena, más que por convicción por instinto maternal. Su hijo era demasiado pequeño y no quería separarse de él ni un momento.

El nuevo capataz del palio de Jesús Despojado se casó en marzo de 2003 con Carmen Oliva en los Dominicos de San Vicente, la calle donde se criaron las gemelas y donde van al colegio sus hijos. Fueron de luna de miel a Torremolinos y Ronda "porque un año antes habíamos ido a Hong-Kong". El contraguía se casó con María Oliva en octubre de 2004 en la Capilla Real de la Catedral. Se fueron a Canarias. Vuelven de Bormujos a esta casa a la que llegó Petra, octogenaria, sevillana de La Algaba, cuando se casó hace más de medio siglo. A dos pasos del taller de orfebrería de los Marmolejo. Una premonición.

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