Cofradias

Cuando ser la decana ya no es un privilegio

  • Las últimas cofradías de cada día se ven perjudicadas por los retrasos y regresan a sus templos a horas tardías Reclaman soluciones a su desagradable situación

Hubo un tiempo en el que ser la cofradía decana del día suponía un privilegio y un honor. Hermandades como el Museo o Santa Cruz, fundadoras del Lunes y el Martes Santo, cerraban los desfiles procesionales de esas jornadas con gran lucimiento y esplendor. El público las acompañaba en sus regresos a sus templos con gran devoción y respeto. Pero todo eso ha cambiado. Ser la última, la decana, la fundadora, ha dejado de ser un privilegio. Es más, en la mayoría de los casos se ha convertido en un castigo. Hermandades como el Amor, el Museo, la Bofetá, Santa Cruz o los Panaderos, sufren cada año el regreso apresurado a sus templos. Se recogen a horas impropias y ven cómo el público que las acompaña deja mucho que desear, en la mayoría de los casos. Las hermandades son conscientes de que la Semana Santa ha cambiado y de lo difícil que es buscar un mejor acomodo, aunque procurarán que se consiga.

El problema de los horarios es común en la mayoría de los días, pero hay uno que lo padece especialmente: el Martes Santo. Esta jornada cuenta con varios condicionantes. Ha experimentado un incremento considerable de nazarenos. La cofradía que abre la jornada, la del Cerro del Águila, es, junto al Polígono de San Pablo el Lunes Santo, la que sale más temprano de toda la Semana Santa, por lo que no se puede adelantar la jornada por delante, a menos que haya un cambio de orden.

Son las dos cofradías más antiguas del día, la Bofetá y Santa Cruz, las grandes perjudicadas. "Nosotros somos la única hermandad que tiene impuesto un horario de salida, a las 19:00, para dejar la Plaza del Triunfo libre para los Estudiantes", explica Miguel Genebat, hermano mayor de Santa Cruz. Su hermandad, a pesar de la cercanía a la Campana, emplea el mismo tiempo de ida que La Paz, que se encuentra mucho más distante del centro. El horario de entrada en la carrera oficial también es el más tardío de toda la Semana Santa (22:50), y la hermandad hace estación de penitencia el Miércoles Santo. "La solución es muy complicada. No le podemos pedir al Cerro que entre antes. Habría que cambiar internamente el día y así lo venimos reclamando reiteradamente".

La hermandad el año pasado aprobó un nuevo itinerario de ida hacia la carrera oficial para que los hermanos pudieran discurrir con más desahogo y no tuvieran que dar tantos rodeos. "Hemos cambiado lo que está en nuestra mano". La Bofetá, la otra cofradía del Martes Santo afectada, tiene el horario oficial de entrada en su iglesia más tardío de la Semana Santa (3:30), a pesar de su cercanía a la Catedral. La corporación, pese a ser la penúltima, entra en la Campana con el mismo horario que las últimas de otros días (22:15). Por todo ello, desde la cofradía de San Lorenzo se viene pidiendo en los últimos años una remodelación integral de la jornada que permita unos mejores horarios y beneficios para todas las hermandades.

El Lunes Santo tampoco es ajeno a estos problemas. La perjudicada es la decana: el Museo. "Somos conscientes que para exigir hay que cumplir escrupulosamente primero", explica el hermano mayor, Alfonso Gentil. La idea de la corporación, que no se pudo llevar a cabo el año pasado por la lluvia, es que la estación de penitencia sea modélica y tratar de recortar una hora el recorrido. "Eso es lo que queremos. Los capataces están de acuerdo en que se puede hacer". El Museo también quiere recuperar el "público de siempre" que la acompañaba en su regreso a su capilla.

Otra de las cofradías más perjudicadas, porque además ocupa un sitio que no le corresponde, es la de los Panaderos. La cofradía de la calle Orfila protagonizó en año pasado una entrada más que tardía y en un ambiente muy poco edificante en la calle Orfila. Se produjeron peleas y altercados entre pandillas de jóvenes que esperaban a la hermandad, e incluso la Policía tuvo que practicar alguna detención. Ildefonso Martínez, su hermano mayor, afirma que la hermandad trabaja para recuperar el lugar que le corresponde en la nómina: "Reivindicamos el sitio que nos corresponde por antigüedad, como se acordó en un cabildo de hermanos. El día es muy complicado. El problema es que muchas hermandades pasan por la calle Orfila, tanto a la ida como a la vuelta".

En la Hermandad del Amor, que cierra el Domingo de Ramos, también son conscientes de los problemas que acarrea ser la última. "Es una realidad que el lugar de privilegio que suponía ser la última ahora ha cambiado a otros horarios", señala Luis Torres, hermano mayor. En esta corporación no preocupa tanto el lucimiento o ir acompañada de más público, "no es tanto la cantidad, sino la calidad lo que nos importa", como la merma de nazarenos que puede suponer recogerse a una hora tardía: "El lunes es un día laborable y si se retrasa la entrada causa un perjuicio a muchos hermanos".

El Domingo de Ramos es uno de los días que cuenta con más estudios y análisis propios sobre los horarios de paso. Uno de los últimos contabilizó unas 10.500 personas en los cortejos del día. "Durante más de siete horas están pasando nazarenos por la Campana. Es difícil que no se puede producir algún retraso". Sí hace especial hincapié el hermano mayor del Amor en regularizar o limitar el número de miembros de las bandas, al menos por la carrera oficial: "Ese estudio arrojó que era unos 1.800 músicos, lo que equivale a una hermandad grande. No cabe duda que es una cuestión que habrá que limitar, al menos en el recorrido oficial, puesto que las bandas han crecido muchísimo".

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