Han pasado más de 50 años desde que Luis Álvarez Duarte tallara su primera imagen: la Virgen de los Dolores de la Hermandad de San José Obrero. Era el año 1962, y con ella comenzaba una prometedora carrera artística que se vería refrendada, cuatro años más tarde, con la Virgen de Guadalupe de la cofradía de las Aguas. Medio siglo de trabajo dedicado a las hermandades y, aunque parezca increíble, todavía le faltaban sueños por cumplir. Uno de ellos, la realización de un escultura de Cristo a la columna, la ha podido cumplir gracias al encargo realizado por unas monjas carmelitas de Alcalá de Henares (Madrid). La imagen será el titular de una cofradía de penitencia de la localidad. La ha terminado hace unos días tras dos años de trabajo. Mañana domingo abandonará el taller de Gines camino de su nueva casa.

"Me ha hecho mucha ilusión realizar esta imagen. Estoy encantado porque se puede ver cómo ha evolucionado mi estilo en todos estos años. He disfrutado como en mis comienzos. Como un niño chico. Las personas que vienen a verla se quedan impactados. Nadie espera esta imagen tan clásica y a la vez tan evolucionada". Mide 1,80 metros, está tallada directamente en madera de cedro y caoba. "Aunque es para la hermandad fueron las monjas las que me la encargaron".

Este Jesús atado a la columna no viajará sólo a Alcalá de Henares. Junto a él lo hará una Dolorosa cuya historia es especial. El artista la tenía en el taller reservada para una cofradía sevillana. "No quería desprenderme de ella si no era para Sevilla pero las monjas la vieron en el libro y les encantó, así que también será para la hermandad". Su advocación es Virgen de los Dolores en su Esperanza.

Tras el atado a la columna, a Álvarez Duarte le queda por hacer una piedad para completar su producción.