La Hermandad de la Esperanza de Triana recibió ayer la anhelada medalla de la ciudad de manos del alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, durante un acto íntimo celebrado en la capilla de los Marineros. En primera fila, el que fuera hermano mayor hace más de dos décadas, Vicente Acosta, recordó, momentos antes del acto, cómo hace 26 años solicitó al Ayuntamiento la concesión de este reconocimiento. Múltiples trabas impidieron durante años que la Esperanza de Triana luciera hasta hoy la medalla. "Es un día de júbilo para todos los devotos y hermanos", destacó Alfonso de Julios, teniente de hermano mayor.

La capilla se llenó ayer, en pocos minutos, de autoridades civiles, militares y religiosas. El acto comenzó, en torno a las doce y media, con los himnos, la banda sonora de La Misión y Soleá, dame la mano, que interpretó la banda municipal. En la puerta de la capilla de la calle Pureza, unas 200 personas se concentraron para tratar de presenciar un momento histórico para la Esperanza de Triana. La recién reformada capilla de los Marineros, cuyas obras han perdurado durante seis años, albergó a alrededor de 300 personas entre las que se encontraban miembros del equipo de gobierno local, hermanos mayores y la junta de gobierno de la hermandad.

Durante la lectura del decreto de la concesión se recordó la labor social que realiza la hermandad en la ciudad como la atención que presta a niños con trastornos e hiperactividad o la ayuda que facilita a familias con pocos recursos, mediante contribuciones a las Hijas de la Caridad de Pagés del Corro, entre otras actividades benéficas.

Durante su discurso, Adolfo Vela, hermano mayor, recordó que "hace 26 años que el Pleno municipal departió la concesión" pero, por motivos en los que no quiso entrar en detalle, se "rechazó la propuesta provocando un gran disgusto en la hermandad y a miles de devotos". Por eso, tras las negativas, "y los largos años de espera para este reconocimiento, hoy es un día de gran felicidad". Fue el pasado 19 de marzo cuando el Pleno del Ayuntamiento aprobó por unanimidad de todos los grupos políticos imponer la medalla de la ciudad a la Esperanza de Triana. El alcalde, por su parte, destacó la "sintonía de Triana con los nuevos tiempos y la sevillanía" profunda. Monteseirín quiso expresar "el sentir unánime de la ciudad al imponer la medalla". Es "una obligación para el Ayuntamiento -afirmó el alcalde- reconocer los afanes y el trabajo que realizan las hermandades de Sevilla por el bien de los ciudadanos y sobre todo por los más desfavorecidos". Tras estas palabras, acompañado por el hermano mayor, Monteseirín colocó la medalla a la Virgen y en la capilla sonó la Salve Marinera.