Cofradias

Todo será posible en Sevilla

  • Alcanzamos ya el día grande de la Semana Santa, el Jueves Santo que enlazará con la Madrugada. Las Cigarreras estrena la mejor versión del paso de la Virgen de la Victoria

HAY mucho por vivir antes de que el Gran Poder del Hijo de Dios hecho hombre se manifieste, antes de que la Esperanza se reparta a manos llenas desde la Macarena y acampe en Triana, antes de que el Silencio sea más elocuente que ninguna palabra, antes de que Cristo muera de verdad en el Calvario, antes de que sea Salud para las Angustias de los gitanos. Hay un Jueves Santo que se declinará en la intimidad de los Santos Oficios, en las visitas a los sagrarios donde crepita la llama viva ante en el Santísimo, en las mantillas que cumplen el viejo rito que no se ha perdido. Y en siete cofradías históricas…

En este Jueves Santo se verá la grandeza de la Victoria de las Cigarreras. Hoy estrena la mejor versión de su paso de palio, la recuperación, renovación y ampliación de los bordados, en una importante labor que se ha realizado en el taller de Jesús Rosado. Así se podrá ver un paso de palio aún mejor que el que tenía, con las bambalinas y la culminación del bordado de los faldones. Paso de palio regio para la Virgen de la Victoria, que realzará aún más la belleza inimitable de esta imagen, que es una de las más altas cimas de la Sevilla mariana.

Si le decimos Cigarreras es porque en Sevilla el peso del pasado puede en la balanza con las contingencias del presente. Victoria de su cofradía ha sido mantener la sede canónica en la capilla de la Fábrica de Tabacos, cuya empresa decidió la deslocalización de Sevilla. Pero la Virgen de la Victoria sigue localizada en la calle Juan Sebastián de Elcano, en Los Remedios, junto al río. Porque ésa es su casa desde que se mudó cuando la Fábrica de Tabacos de la calle San Fernando se convirtió en Universidad.

Por el contrario, tiene Sevilla una amarga derrota en Santa Catalina. Que ese templo siga cerrado es vergonzoso para la ciudad. Se notará ese dislate en demasía en esta tarde de Jueves Santo, cuando el paso enorme (en todos los sentidos) de la Exaltación salga de Los Terceros, que es su sede transitoria. Y cuando el paso maravillosamente culminado también de la Virgen de las Lágrimas, con los faldones recién bordados, se estrene en un templo que no es el suyo, aunque allí estén fraternalmente acogidos. Lo de Santa Catalina no es un imponderable, sino el olvido, la desidia.

Los Negritos abrirán otro Jueves Santo. Serán los primeros en llegar a la Catedral con el Cristo de la Fundación y la Virgen de los Ángeles, una vez terminado el ceremonial de los Oficios. Nuevos rosarios de plata repicarán hoy, como campanillas del cielo, en el palio de la Virgen del Rosario de Montesión. La cofradía de la calle Feria ha vuelto a su lugar tradicional en el día, olvidada ya la experiencia de un cambio con La Exaltación que ni siquiera se pudo ver en las calles.

En el final del Jueves Santo la tarde estará en el momento supremo de la espiritualidad. Son horas posiblemente místicas, en las que se puede oír el silencio de Dios en los sagrarios. Son horas posiblemente mágicas, en las que nos podemos encontrar a unos armaos que hacen el camino hacia San Lorenzo para rendirse ante el Gran Poder. Son horas posiblemente imposibles, en las que el cielo de Sevilla baja a la ciudad para cubrirlas con un manto invisible de esperanzas.

Y será entonces, en esas horas irrepetibles, cuando se empiecen a abrir las tres puertas de la culminación del Jueves Santo. Primero en la Magdalena, para contemplar el misterio de los misterios, que es ver a Cristo suspendido en el aire de la Quinta Angustia, como si fuera un suspiro de María. Después en la Anunciación, con tres escenas que nos marcan en tres pasos magistrales: la Coronación de Espinas, el Señor con la Cruz al hombro, y todos los dolores de la Virgen que se resumen en la Virgen del Valle. Los tres templos históricos en los que se consuma la Pasión de Cristo alcanzan su definitiva plasmación en la Colegial del Salvador, cuando sale el Nazareno de Pasión. Dicen que quien lo vio, vio andar a Dios mismo. Pero quien lo vio también entiende que Dios sólo andaría así en Sevilla.

León

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