Las hermandades responden al llamamiento. Una veintena de corporaciones ya colaboran activamente con el Hospital de la Santa Caridad después del encuentro mantenido el pasado mes de noviembre en la iglesia del Señor San Jorge entre los hermanos mayores y diputados de caridad de las corporaciones de penitencia y los responsables de la Santa Caridad. Allí se les transmitieron de primera mano las necesidades que tiene el hospital, se profundizó en la historia de la institución y se habló de la figura del venerable Miguel Mañara y del proceso abierto para su beatificación.

"Después del encuentro ha habido varias hermandades que han firmado un convenio de colaboración con nosotros", explicó a este periódico el hermano mayor de la Santa Caridad, José Luis Olivares. Las hermandades se comprometen a pagar 235 euros mensuales, que es el coste de la comida de un acogido durante un año. También es posible colaborar con una aportación puntual, como hacen otras cofradías, empresas e instituciones. "Todo es bienvenido. Sea poco o mucho".

Además de estas aportaciones monetarias, las hermandades y cofradías sevillanas pueden colaborar con la Santa Caridad de otra manera: acompañando a los acogidos en la casa. "Una de las características de las personas que viven aquí es la soledad. Esa soledad se convierte con el cariño y la buena atención en comida y bienestar. También es muy importante poder ofrecerles charla y acompañamiento".

Son muchos los hermanos de la casa y los miembros de otras hermandades, muchos jóvenes en los últimos tiempos, los que acuden al hospital para conversar con los ancianos, acompañarlos a dar un paseo, o echar una partida de dominó: "Eso es tan importante o más que el dinero, porque el principal problema de los acogidos es la soledad".

La capacidad del hospital es de 82 plazas, aunque actualmente no están todas cubiertas. Los tres requisitos que se piden para poder ingresar son la ancianidad, la pobreza y la soledad. Para poder atender a todas estas personas la Santa Caridad necesita de la colaboración de muchas personas, además de sus alrededor de 470 hermanos o los voluntarios que acuden de manera regular: "La institución por si misma es deficitaria cada año. Tenemos más de 350 años y en todo este tiempo ha habido donaciones. Disponemos de las rentas de algunas fincas, la aportación de los hermanos, las exiguas pagas que dejan algunos acogidos y lo generado por las visitas turísticas, pero sobre los donativos. Sino no podríamos funcionar".

El hermano mayor de la Santa Caridad quiere dar a conocer la institución y la importantísima labor que realizan no sólo a los cofrades, sino a toda la ciudad: "No se conoce los suficiente la labor que aquí se realiza. Nuestro principal objetivo es procurar el bienestar de los acogidos y también nos ocupamos de su alimento espiritual porque sinos nos convertiríamos en un geriátrico".

Desde la institución animan a las hermandades a que incluyan en sus presupuestos de caridad una partida destinada a la alimentación de los acogidos en la casa. También las personas que lo deseen pueden inscribirse como hermanos de la Santa Caridad. Sólo tienen que cumplir unos requisitos que señala el hermano mayor: "Hay que ser mayor de edad, católico, practicante, de vida honesta y con amor a los pobres y más necesitados". Una vez que hayan prometido las reglas, pasan a formar parte de los turnos para asistir a los ancianos acogidos y para asistir a los cultos.