Sin duda una de las estampas de la cuaresma ha sido ver al Señor de la Sentencia con una túnica blanca en su vía crucis anual. Una estampa que no ha estado exenta de polémica, pero que los priostes han puesto en práctica, con el visto bueno de la junta, para darle un sentido distinto al rezo que se celebra en el año de la Nueva Evangelización, motivo por el que también saldrá el Cristo del Cachorro el próximo día 22.

Fue en la década de los años 80 cuando el hermano Antonio Moreno donó esta túnica blanca de lana de merino para el Señor de la Sentencia. Entonces, y durante unos días, la lució el Señor, como se puede comprobar en la imagen que hay junto a estas líneas. Desde entonces, no se la han vuelto a poner. Hasta ahora. La mayoría de los macarenos no recordaban esta imagen del Señor, que además cobró más fuerza en las nuevas y peculiares andas que se estrenaron ayer.

Opiniones se escucharon de todo tipo. Desde las mujeres que afirmaban que el Señor estaba "muy guapo", a macarenos de número antiguo y con criterio que decían que el Señor tiene sus túnicas bordadas, "con las que debe salir siempre". Al margen de los gustos y del debate suscitado, el vía crucis del Señor de la Sentencia resultó multitudinario, como cada año. Ayer, además, se dio la circunstancia de que el primer viernes de cuaresma era a su vez primer viernes de marzo, con todo lo que eso conlleva.

Hay muchas ganas de Semana Santa y cualquier acto, máxime si es la Macarena la que convoca, es un éxito. Además de la túnica, llamó poderosamente la atención el exorno de las nuevas andas. Los faldones de damasco con hilos de oro y con unos sobrefaldones morados. El exorno floral silvestre recordó a los que se ponían antiguamente. Estaba compuesto por rosas, jacintos, iris, siemprevivas y alhelíes. En los laterales de este "monte de pureza y amor", como lo definió la hermandad, sobresalían los relicarios de San Gil y San Basilio, unos templetes de plata de ley que se inspiran en la platería manierista de Francisco de Alfaro y que fueron cincelados por Fernando Marmolejo Camargo.

Una estampa diferente fue la que regaló ayer la Macarena. A algunos gustó y a otros, no.