De capa y cola (Un paréntesis en las vísperas)

La vida en sus manos

Una gubia, un bloque de madera y el ingenio por delante. Ingredientes más que suficientes para buscar nuevas devociones.

En un rincón (donde el orden es asignatura pendiente) los bustos de emperadores, sayones y madres que lloran sus desdichas se repiten a la espera de cuerpos sobre los que asentarse de por siglos.

Al fondo, un cartel muestra el interior del ser humano: músculos, tendones y piel que cobijan al alma que persigue ese paraíso celestial prometido en largas homilías de funciones revestidas de ancestrales rituales. La figura principal se retuerce exhalando el último aliento.

Se escapa por la boca el espíritu de este Dios a medio hacer. Aún no ha nacido y ya tiene la muerte por bandera. La vida en manos del imaginero (y la gomina en su pelo).

Tags

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios