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Un samurái sin señor

  • Ambientada en el Japón feudal, en el periodo del Shogunato Tokugawa que acabó con casi un siglo de guerra civil, Usagi Yojimbo narra la historia de un 'ronin' que sobrevive como mercenario

Un samurái sin señor

Un samurái sin señor

A principios de los ochenta, Stan Sakai trabajaba como rotulista de cómics. Influido por el trabajo de Sergio Aragonés y Mark Evanier en Groo el errante (serie donde colabora haciendo la misma función) se lanzó como autor completo con una serie protagonizada por animales antropomórficos y ambientada en la Edad Media, The Adventures of Nilson Groundthumper and Hermy. Para esa serie diseñó un conejo samurái llamado Miyamoto Usagi (en homenaje a Miyamoto Mushashi, guerrero del Japón feudal y autor del tratado sobre artes marciales El Libro de los Cinco Anillos). Miyamoto Usagi acabaría debutando en su propia cabecera en ese mismo año 1984, y se convertiría en la más célebre de las aportaciones de Stan Sakai al noveno arte. Fantagraphics, Mirage y Dark Horse acogieron la publicación de Usagi Yojimbo.

Ambientada en el Japón feudal, en el periodo del Shogunato Tokugawa que acabó con casi un siglo de guerra civil, Usagi Yojimbo narra la historia de un ronin, un samurái sin señor, que sobrevive aceptando trabajos como mercenario.

El clan de Miyamoto Usagi ha sido exterminado como consecuencia de una derrota provocada por una traición. Su antiguo hogar, donde su padre ejercía como magistrado, pertenece ahora a un nuevo señor, al vencedor de su caído amo, que ha decretado la persecución de todos aquellos que aún son leales al antiguo estandarte. El nuevo jefe de la aldea es un antiguo compañero de juegos y rival, que ha contraído matrimonio con Mariko, el antiguo amor de Usagi Yojimbo. Sin hogar y sin bandera, el héroe decidirá convertirse en guerrero-estudiante y peregrinar para perfeccionar su dominio de la espada.

En su búsqueda del camino del perfecto samurái, Usagi Yojimbo emprende un interminable viaje. Vagando por los caminos, encuentra y reencuentra toda clase de personajes: espíritus y fantasmas, gente corriente, mercaderes, artistas o ninjas, amigos, aliados y enemigos. Cada encuentro, cada aventura, añade una nueva pincelada en el complejo retrato del mundo en el que se mueve Usagi, así como de la personalidad del protagonista. Aunque por lo general viaja solo, Usagi también hará algunos amigos y compañeros de armas que se convertirán en personajes secundarios recurrentes que reaparecerán de vez en cuando en sus historias.

Un detalle que a primera vista sorprende es que todos los personajes de la historia son animales antromorfizados, lo que se utiliza para añadir simbología a cada personaje, escogiendo rasgos de un animal que tiene alguna relación con su carácter. De hecho en japonés el nombre del protagonista, Usagi Yojimbo, significa "conejo guardaespaldas" o "conejo mercenario" (sí, el protagonista es un conejo samurái).

En uno de sus primeros encuentros trabará amistad con Lord Noriyuki, jefe del clan Geishu y con la dama Tomoe Ame, samurái de su plena confianza. Una aventura en esta compañía sancionará la condición de yojimbo o guardaespaldas de Usagi, y terminará por sentar las bases de su modus vivendi. El espadachín rechazará la oferta de Noriyuki de servir bajo el estandarte de su clan, pues cada samurái sólo puede servir a un señor en su vida. No obstante, surgirá una amistad que implicará al protagonista de la serie en las intrigas por el poder en el convulso Japón de principios del siglo XVII. En todas ellas, estará siempre Lord Hikiji, el señor oscuro que venciera a Lord Mifune, el antiguo señor de Usagi, y se convierte en archienemigo del conejo guardaespaldas.

Uno de los puntos fuertes de la serie es la ambientación desarrollada por Stan Sakai. Cada entrega de la colección constituye un repaso a algún aspecto de la historia, el folclore, la mitología, las tradiciones y la cultura de Japón.

La variedad de temáticas ha permitido que la serie contenga multitud de géneros distintos: comedia, drama, intriga, acción, terror… Sakai demuestra que conoce bien los mecanismos de cada género. Usagi ha hecho en sus correrías multitud de adversarios y aliados. Muchos constituyen bonitos homenajes a un sinfín de personajes, tanto ficticios como históricos, entre los que destacan los asesinos Cabra Solitaria y su hijo, un trasunto del Lobo solitario y su cachorro de Kazuo Koike y Goseki Kojima (clásico entre los clásicos del manga).

La próxima semana: los argentinos Alberto Salinas y Robin Wood nos ofrecen en Drácula la violenta historia de Vlad Tepes, soberano del reino de Valaquia a mediados del siglo XV.

Monitor del club de lectura de cómic

Marco Macías de la Biblioteca Pública Provincial de Huelva

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