Comunicación

La TV pública: 'The walking dead'

Francisco Andrés Gallardo

Periodista

La crisis, siempre la misma palabra, ha ido exprimiendo lo que concebíamos como realidad y ha ido reformando todo nuestro entorno hasta convertirlo en (casi) irreconocible. Una televisión concebida para tiempos imperiales de bonanza ha sido uno de los espejos en los que la crisis, sin mostrar su cara más afilada, sí ha mostrado la transformación que están sufriendo los medios de comunicación. A un acusado descenso de los ingresos publicitarios en 2012  (sobre el 30% menos de facturación respecto a un ya crítico 2011) se le ha sumado el propio resquebrajamiento del tejido público que ha venido a tambalear a las cadenas sufragadas por las administraciones.

 

El gobierno andaluz surgido de las urnas, formado por PSOE e IU, se encaminó hacia el lado opuesto al de los del PP de Valencia o Madrid que afrontaron para sus respectivas cadenas autonómicas unos abultados ERE, de más de un millar de trabajadores, para jibarizar sus corporaciones (con futura privatización para la segunda). La Junta optó por garantizar la supervivencia de la RTVA al  "100% pública" pero con un recorte en la transferencia y un compromiso de contención presupuestaria, que pasaba por el ajuste de todos los sueldos, desde los bien pagados directivos al último empleado. Esa plantilla de 1.600 trabajadores tenía hasta 2011 un coste que se aproximaba a los 100 millones de euros. Si la transferencia de 2012 fue de 122 millones, con un déficit de presupuesto que rondó los 40 millones, los ajustes y apreturas han sido la tónica en estos tiempos para la autonómica andaluza que en 2013 afronta una transferencia de 118 millones y un presupuesto de 160. Las principales afectadas están siendo las productoras (muchas de ellas cerraron), que siguen sosteniendo buena parte de la parrilla estelar y de la columna vertebral, a cambio de unos gastos de personal e inversiones al filo de lo imposible.

 

En el ahorro de 20 millones de euros anuales figura el cierre de Canal Sur 2. El segundo canal dejaba de emitir el 1 de octubre y parte de su programación pasaba al primer y único canal. Los espacios de servicio público pasaron a contenedores matinales de los fines de semana. La señal del segundo canal se encuentra ocupada por la descripción en lenguaje de signos y subtítulos de la señal de Canal Sur. En cuestión de audiencias Canal Sur 2 se despedía con un invisible 1,2%. Los ajustes en el primer canal también se reflejaron en los índices, que llegaron a mínimos históricos en el verano, por debajo de los dos dígitos (8,3% en septiembre), y que terminaron de remontar, por encima del 10%, en el último trimestre. Canal Sur ha ido perdiendo mucha audiencia desde el apagón analógico en competencia con una TDT cada vez más voluminosa (demasiados canales con redifusiones) y no aprovecha que Andalucía, la comunidad campeona en desempleo, es donde más televisión se consume en España, 265 minutos al día por habitantes (246 minutos fue la media nacional en 2012).

 

La televisión autonómica tiene plantillas desbordadas de los años 80 y números rojos amontonados desde los 90. RTVE ya acometió el ERE a mediados de la pasada década cuando el Gobierno ajustó todas sus cuentas, pero el nuevo modelo financiero, con las empresas de telecomunicación con la razón de su lado desde Bruselas, puede acabar hecho añicos. El modelo sin publicidad no tiene un sostén económico real (ni legal). Y a la cadena pública nacional no le terminaron de salir los números desde que en enero el Gobierno anunciara el recorte de 200 millones a un presupuesto de 1.200 millones que ya en gran parte estaba comprometido por la dirección interina de la casa, asumida por un caótico consejo de administración. Con el coste añadido de unos 70 millones para la cobertura de los Juegos de Londres, el consejo determinó recortes en sueldos de colaboradores y algunos servicios a la espera de una presidencia que no se cubrió hasta junio. El retraso para la llegada de Leopoldo González-Echenique obedecía a que el gobierno de Mariano Rajoy decidió cambiar la ley sobre la corporación para evitar la elección de un presidente por "consenso". La oposición puso el grito en el cielo y el PP acusó al PSOE de haber bloqueado la situación y descartar los (escasos) nombres que se presentaron.

 

González-Echenique llegó en junio para ir asumiendo las limitaciones financieras a cambio de polémicos nombramientos, como el director de Informativos de TVE, Julio Somoano, procedente de Telemadrid, y bajas  producidas con ruido, como las marchas de Ana Pastor y Pepa Bueno, y la de Juan Ramón Lucas en Radio Nacional.

A partir de septiembre TVE volvía a programar ficción propia ya que el consejo había paralizado la producción para evitar que ese abultado gasto pesara en las cuentas de 2012. Isabel, una serie biográfica sobre la reina castellana producida por Diagonal TV, fue la primera en salir en antena, con éxito, frente al sonado fiasco de una producción enteramente propia, Stamos okupa2. Amar en tiempos revueltos, sostén de audiencia de La 1, también producida por Diagonal, acabó el año en mínimos históricos, con sólo un 10,4% de cuota en diciembre. El bloqueo de producción la llevó a desaparecer de la parrilla para reaparecer como secuela en Antena 3 en este 2013.

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