Consumo

La cesta de la compra: evolución de su composición en la crisis

Ernesto Mesa Vázquez

España prolongó durante 2012 el deterioro de sus fundamentos económicos en términos de producción, empleo y confianza. Con unas previsiones para 2012 de contracción del PIB en torno al -1,3%, la caída del consumo se prolongará hasta mediados de 2013, con especial incidencia sobre los bienes duraderos. El complejo mapa del sistema financiero (con alta morosidad y apalancamiento, limitando el crédito al consumo), la pérdida de poder adquisitivo y renta disponible, la debilidad de la demanda interna, un mercado laboral incapaz de generar empleo neto o la subida del IVA dibujan un contexto difícil. 

En estas circunstancias, el deterioro de las expectativas de los hogares se acentúa y se adquiere conciencia sobre los efectos de la crisis, tal como se recoge en el Informe Feeboo sobre hábitos del consumo. La mitad de los encuestados respondió que la crisis había modificado su patrón de gasto en 2012 (un 20% más que el año anterior), además de suponer una pérdida de poder adquisitivo para el 80% de los mismos. 

 

¿En qué se traducen estos cambios? El grueso del presupuesto se destina al pago de la hipoteca y de facturas varias (60%), produciéndose un trasvase desde ocio hacia alimentación, ajustando el presupuesto hacia bienes de primera necesidad y prescindiendo de gastos más superfluos. Tan sólo un 4% de los encuestados manifiesta que la crisis no ha tenido efectos en su estilo de vida, muy inferior al 14% registrado en 2011. Las partidas que soportan el mayor peso del ajuste son "Ocio, espectáculos y cultura" (35%), "Restauración" (22%), "Ropa, calzados y complementos" (17%). El consumo en alimentación también cambia, siendo ésta la partida más sensible al ahorro. Si para 2011 tan sólo el 20% respondió que sí había variado la cesta de la compra, un año más tarde la cifra alcanza el 50%, siendo fundamentales tanto precios como ofertas para el 61% de los encuestados (un 20% más en tasa interanual).

 

También se muestran respuestas más cautelosas, absteniéndose a la hora de realizar desembolsos importantes en los próximos 12 meses (en torno al 87%), o al prescindir de vacaciones (un 44% frente al 26% de 2011). No se aprecia adaptación en precios de las agencias de viajes y se espera que el precio de la vivienda continúe su ajuste. La capacidad emprendedora se resiente constatándose una menor actitud proclive a establecerse por cuenta propia.

 

Lo anterior está en sintonía con El ObSERvatorio de la Cadena SER, donde la práctica totalidad de las personas encuestadas (92%) manifestaron haber modificado sus hábitos de vida, significando para el 68% un deterioro de su bienestar. La mayoría de los encuestados (63%) ha recurrido a los ahorros y uno de cada cuatro reconoce haber pedido ayuda dentro del círculo cercano, en consonancia con el 20% que manifiesta tener problemas para el pago de la vivienda. Otro gasto del que prescinde una cuarta parte de los encuestados es la asistencia a clínicas dentales.

 

Un buen reflejo del cambio en las pautas de consumo derivado de la crisis es el giro experimentado por el mercado de las telecomunicaciones en 2012: por primera vez se reduce el número de contratos de líneas, en torno a 2 millones, lo que supuso una pérdida respecto al año anterior del 3,5%. 

 

El Índice de Confianza del Consumidor, reflejo de la percepción por parte de los consumidores de la situación actual de la economía española y de sus expectativas para los próximos seis meses, ha cerrado el año con un descenso que rompe la tímida recuperación iniciada en julio. Sin embargo, este resultado es la combinación de una reducción en la percepción de la situación actual junto con un aumento de las expectativas que consolida la positiva evolución de las mismas en el último semestre del año y que invita a un moderado optimismo. 

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