CUÁNTAS veces se habrá podido ver este año a Iriney robando la pelota, la mayoría de las veces en falta, marchándose casi siempre de rositas sin ver la cartulina amarilla. Todo en una especie de locura que lo ha convertido en un líder de ese otro fútbol de garra, lucha y entrega que tanto le ha agradecido la afición del Betis. Como ejemplo, siempre quedará en el recuerdo el gol que le hizo al Barcelona B en el Mini Estadi, que refleja a la perfección la forma de ser en la hierba de un futbolista que se ha asentado, definitivamente, en su segunda campaña, en las filas del cuadro heliopolitano. Para Mel siempre ha sido titular indiscutible, pues sabía de las tremendas condiciones físicas del brasileño, que entra dentro de esa especie de jugadores que todo entrenador desea tener en su equipo y que suele desquiciar al rival.