Copa del Rey

Dos aficiones con alma especial

  • Sevilla y Atlético acrecentaron sus desavenencias tras convivir en Segunda División en la temporada 2000-2001. El encuentro interrumpido en 2006 quedará en el recuerdo

EL duelo de aficiones no resulta menos esperado que el de jugadores. Supone un choque de alto voltaje entre dos grupos únicos en el apoyo a unos colores. Y tiene su historia, la tiene fabricada a partir de unos hechos que marcaron las sendas de ambos clubes por el fútbol español y pusieron de manifiesto una rivalidad que, a día de hoy, sigue siendo más fuerte que la habitual.

En la temporada 35-36, el Atlético recibía al Sevilla en la última jornada con la presión de llevarse algo positivo para salvar la máxima categoría. El 2-3 final a favor de los sevillistas resultó definitivo para que el cuadro madrileño descendiera a Segunda División. Fue quizás el primero de los golpes propiciados entre ambos en la historia, golpes que motivaron el crecimiento de una rivalidad que posteriormente tuvo momentos tensos que debieron ser evitables.

el año del 'infierno'

Sin duda, el último descenso a Segunda División de ambos equipos, en la temporada 99-2000, intensificó las malas relaciones entre los dos bandos. Ya en la mencionada campaña, el encuentro del Vicente Calderón en la segunda vuelta, a falta de dos jornadas para el final del campeonato, dejó varios incidentes en las gradas por la disputa entre ambas aficiones. Rabia por un descenso que protagonizarían juntos, convirtiéndose de este modo en los grandes favoritos para buscar la máxima categoría en el curso 2000-2001, quizás el momento en el que creció definitivamente el sentimiento de rivalidad entre ambas aficiones. Cuando el Sevilla perdió en el Calderón ante el Atlético de Madrid, su técnico, Joaquín Caparrós, realizó unas llamativas declaraciones que motivaron el enfado del adversario. "El Atlético es un candidato fijo al ascenso, por lo tanto quedan dos puestos, y es así de rotundo. Tenemos que pelear por dos puestos para subir. Al Atlético lo doy fijo; ¿en qué me baso?, en que la gente de fútbol y los profesionales sabemos cómo se mueve este mundo", fueron las palabras del entonces entrenador hispalense. La reacción por parte del Atlético no tardó en llegar y lo hizo a través de su presidente, Jesús Gil: "Alguien debería tomar medidas ante las barbaridades que estoy escuchando últimamente".

Sevilla, Betis y Tenerife ascendieron a Primera, el Atlético tuvo que quedarse un año más en el infierno de Segunda y ambos clubes no volvieron a encontrarse hasta la temporada 2002-2003, ya en la máxima categoría.

El 23 de marzo de 2006, en el encuentro liguero disputado en el Vicente Calderón, las incidencias llegaron a escandalizar al fútbol español. Con 0-1 a favor del Sevilla, el árbitro del encuentro tuvo que parar el choque por el continuo lanzamiento de objetos al campo, entre ellos una botella de whisky en dirección al portero Andrés Palop. El partido se reanudó y terminó con tres expulsados por parte del Atlético.

Desde entonces los encuentros entre Sevilla y Atlético se convirtieron en auténticos despliegues de sentimientos enfrentados. La lucha por los puestos de Champions fue durante los últimos años el escenario perfecto para plasmar la eterna rivalidad.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios