Copa del Rey

"al futbolista que fiche le ofrecemos ilusión y betis"

José Mel Pérez (Madrid, 28 de febrero de 1953), uno de los artífices del ascenso, afronta ahora la reválida de la Primera División, en la que ya entrenó efímeramente al Tenerife hace diez años.

-¿Qué significa este ascenso para Mel?

-Supone tranquilidad y paz, porque llegué al club en un momento complicado y con una misión importante. Por eso siento la tranquilidad del trabajo cumplido.

-Usted siempre confió en la empresa... ¿Ha sido más fácil de lo esperado o incluso más complicado?

-Aunque entiendo que desde fuera pueda parecer sencillo por la distancia de puntos, los que vivimos en Sevilla y conocemos el Betis sabemos de las dificultades del pasado verano, que no voy a enumerar. Tuve que capear el temporal, cuando no era nuestro trabajo. Y estuve en todos los frentes y abarqué hasta lo que no es propio de un entrenador, pero el Betis necesitaba eso de mí.

-¿Qué es lo que más trabajo le costó?

-El verano. Intentar que el vestuario fuese de la forma que yo quería, con los parámetros que buscaba y que la gente (se refiere a sus futbolistas) tuviese claro que esta temporada era sí o sí y mostrase su hambre.

-Sea sincero: ¿Se vio en la calle al perder cinco partidos?

-La verdad es que no, por el cariño de la gente, por la primera vuelta y la Copa del Rey tan espectacular que hicimos y porque sentí el apoyo de Gordillo, Guillén y Bosch.

-¿Qué le sorprendió más de sus jugadores?

-Que, a pesar de hablarles continuamente de ello, hayan puesto en primer lugar su trabajo por encima de todo lo demás y se hayan concienciado de que la mejor forma de ayudar al Betis es ganar cada siete días.

-¿Cómo enfoca el futuro?

-Con ilusión. Creo que este equipo tiene por delante un lustro en el Betis. Son una gente con unas posibilidades tremendas, con muchas ganas de trabajar. Es un equipo joven y si somos capaces de que eche raíces en Primera el futuro no puede ser más positivo.

-¿Qué diferencias halla entre este ascenso y el que logró como futbolista en 1990?

-La diferencia es abismal, porque como futbolista te entrenas, te vas a casa y te olvidas de todo. Ahora, trabajas y vives las veinticuatro horas del día por el club; yo apenas he descansado, ni he ido a Madrid a ver a mi gente, casi no he podido moverme de la ciudad. Este cuerpo técnico ha trabajado mucho: Jesús, Roberto, José Ramón, Patricia... Todos han estado las veinticuatro horas por el Betis.

-¿Será capaz este Betis de jugar en Primera División tan bien como lo hizo en Getafe?

-¿Por qué no? Lo único que creo es que yo tengo que ser capaz de convencer a los futbolistas de que tienen que volver a hacer lo que ya demostraron que son capaces en el Camp Nou, en La Romareda o en el propio Coliseum Alfonso Pérez. Si soy capaz de que compitan las 38 jornadas sin perder la fe en ningún momento, estoy seguro de que será así.

-Me comentó en Feria que quería ser el entrenador del ascenso, pero no el del descenso del año que viene. ¿Piensa que confeccionarán un equipo competitivo?

-Nos queda mucho trabajo por delante. Habría que desconectar en vacaciones, pero no será posible. En este club lo único que le podemos ofrecer a los futbolistas para mejorar lo que tengan de otros sitios es la ilusión, el nombre del Betis, un entrenador al frente con ganas de triunfar y el respaldo de la mejor afición, porque económicamente no podemos luchar. Pero sería una pena que en doce meses echásemos esto al traste.

-El beticismo le da la gracias, ¿a quién se las da Mel?

-Seguramente, a los béticos. Primero, a mis jugadores, que han confiado en mí y me han seguido a rajatabla. Pero, sin duda alguna, me quedo también con el cariño que me ha mostrado la gente. Eso no se paga con dinero.

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