Copa del Rey

El que mueve las redes a la hora de la verdad

  • Los dos goles del uruguayo en la final de la Liga Europa contra el Fulham lo han encumbrado en el santoral del Atlético. Dos botas de oro figuran en su currículum

NO todos los goles valen lo mismo, y de eso sabe quizás más que nadie Diego Forlán, el hombre que mueve redes sobre todo a la hora de la verdad.

"¡Pensé que me iban a regalar un auto! Pero nada...", dijo sonriente y bromista el uruguayo a cuatro amigos en la fría madrugada que siguió al título de la Liga Europa en Hamburgo. Quizás no fuera broma. Tras sus dos goles para el 2-1 del Atlético de Madrid sobre el Fulham en la final, Forlán bien podía sentir que el premio al hombre del partido debía incluir un coche.

O que debería habérselo regalado el Atlético de Madrid con sólo reparar en lo que su delantero hizo en los últimos tres partidos de la Liga Europa.

Un gol suyo en la ida de las semifinales para el 1-0 en casa ante el Liverpool, otro agónico para caer con el resultado que necesitaba su equipo, 2-1, en Anfield. Y dos para abrir y cerrar la final ante el Fulham y capturar un título que los rojiblancos veían imposible hace pocos meses.

"Son los goles más importantes de mi carrera. Estaba muy contento con las dos Botas de oro, pero este año es mejor porque estos goles dieron un título", confirmó Forlán, conocido amante del festejo desaforado a camiseta quitada, aunque en la noche del pasado miércoles superara todos los registros de euforia que se le conocían.

"Él tuvo la oportunidad de ser campeón con el Manchester United tres veces, en la Premier, la Copa Inglesa y la Community Shield, pero para un equipo y una hinchada tan sufridas como el Atlético debe haber sido maravilloso para él, por eso lo festejó tanto", explicó Pablo Forlán, padre del jugador.

Forlán y la hinchada del Atlético, todo un tema. "¿Y ahora qué? ¡A chupármela!", le gritó a los aficionados rojiblancos el 26 de marzo tras anotar un gol ante el Athletic de Bilbao.

La hinchada del Aleti lo había abucheado todo el partido. Estaba nerviosa, porque su equipo había flirteado peligrosamente con los puestos de descenso en ciertos momentos de la temporada, y culpaba en parte a Forlán, porque se supone que un delantero está para eso, para anotar goles que permitan al equipo subir en la tabla. Quizás les faltó memoria estadística y paciencia, porque Forlán mueve las redes sobre todo en los tramos finales de las temporadas.

"Un título después de tantos años con el Atlético, es increíble. Juego y disfruto y mi trabajo es hacer goles", explicó con sencillez el uruguayo, que recibió un apoyo de su familia y amigos propio de los grandes momentos. Buena parte de su familia lo esperaba tras el triunfo. Estaban su madre, Milagros, y su hermana, Alejandra, que sin credencial de prensa y en su silla de ruedas se coló hasta la zona mixta -el santuario de los periodistas- para saludar a su hermano.

"¿Quién lloró? ¿Cuál de ustedes lloró?", preguntaba un Forlán divertido a su grupo de amigos. Y alguno confesó que sí, que se le escaparon muchas lágrimas.

Que Forlán es un delantero que no tiene el cartel, el carisma ni la exposición en los medios con que cuentan Wayne Rooney o Samuel Eto'o es algo claro. Pero hace tiempo que los equipos grandes de España y Europa lo miran con codicia. Por supuesto, también lo sabe el Sevilla, el rival en la final de la Copa del Rey en Barcelona, en una noche en la que el uruguayo cumple 31 años y bien podría querer regalarse a sí mismo lo que tan bien conoce: un par de goles.

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