De libros

Ricardo Menéndez Salmón vacía su dolor por la muerte del padre

  • El autor publica 'No entres dócilmente en esa noche quieta', un "conjuro catártico" en el que narra los 33 años de enfermedad de su progenitor

El escritor asturiano Ricardo Menéndez Salmón (Gijón, 1971).

El escritor asturiano Ricardo Menéndez Salmón (Gijón, 1971). / Juan Carlos Vázquez

El escritor asturiano Ricardo Menéndez Salmón se desnuda y nos desnuda, se vacía y nos vacía, en No entres dócilmente en esa noche quieta (Seix Barral), una radiografía del sufrimiento que produce crecer con un padre enfermo en la que, sin salir de su ecosistema filosófico, interpela a la "verdad de la verdad" que todos llevamos dentro.

Porque si bien no todos somos o seremos padres o madres, sí que somos hijos, por eso es inevitable que nos duela, que no nos resignemos y que no brillemos con este libro que te lee, una nueva obra que el autor de La ofensa, La luz es más antigua que el amor o Niños en el tiempo comenzó a escribir tras la muerte de su padre, el 12 de junio de 2015, después de 33 años de enfermedad.

"Aunque el libro sea muy íntimo, al mismo tiempo trabaja sobre una serie de valores universales", cuenta Menéndez Salmón, el auténtico protagonista de este particularísimo ensayo o novela sin ficción donde su padre es la "situación" sobre la que gira esta historia a la que el autor, dice, llegó desnudo, como lo estuvo también cuando se enfrentó a la muerte de su progenitor, cerrando así "el círculo vital".

Y lo hizo así, cuenta el escritor, porque para emprender estas páginas sentía que debía "exhibir desde la honestidad ese dolor" acumulado durante más de 30 décadas. "He hecho este trabajo desde la distancia porque aunque es muy íntimo aspira tener un tono notarial para no convertir al padre en un personaje literario y caer así el sentimentalismo y tremendismo", explica.

Algo que ha conseguido con creces porque desde las primeras páginas Menéndez Salmón deja claro que la ira y el rencor no forman parte de este relato en el que "todo es real", porque en este caso, reflexiona, se ha saltado la habitual norma de escritura en la que el "novelista inventa unos hechos que visten al elemento central". "Aquí primero tenía los hechos desnudos", explica Menéndez Salmón, para quien "desde el momento en que expresamos algo, lo empobrecemos sin remedio", según escribe en No entres dócilmente en esa noche quieta, libro que toma su título de un verso del poeta británico Dylan Thomas.

Algo que no le ha ocurrido, ni siquiera un poco, porque en esta obra ha engrandecido, olvidándose del dolor, el hecho de hacer pública su herida profunda, esa pena sin fondo que ha significado para él vivir con padre enfermo y descubrir que, pese a que ha vivido "contaminado" por esa situación familiar, ha sido capaz de escribir un libro "paradójicamente luminoso".

Porque su padre también le regaló algo fundamental: "estar en el mundo", y le enseñó valores fundamentales como "la bondad y la entrega". "El balance es equilibrado por eso tengo la sensación de que no es un libro negativo", afirma el autor. "Si mi padre no hubiera sido un enfermo, yo hubiera sido otro tipo de escritor; él me ha dado la gravedad que hay en mí", reconoce Menéndez Salmón.

Consciente de que la literatura es "psicología, teoría de las pasiones y un réquiem", el autor, en plena madurez vital y al que muchos consideran el Pierre Michon español, ofrece a sus lectores este "exorcismo y conjuro catártico" del que se siente "orgulloso" porque ha logrado una declaración de intenciones para interpelar a lo más íntimo que tiene el ser humano: su verdad. 

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