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Pardo Bazán y Galdós: una pasión, dos puntos de vista

  • La autora, en 'Insolación', y el autor, en 'La incógnita’ y 'Realidad', plasmaron de modo muy distinto su idilio roto por una infidelidad de ella

Emilia Pardo Bazán (La Coruña, 1851-Madrid, 1921).

Emilia Pardo Bazán (La Coruña, 1851-Madrid, 1921). / D. S.

Parece ser que después de una larga amistad, nacida de la afinidad literaria, surge el amor, que se refleja en las cartas de Emilia Pardo Bazán a Benito Pérez Galdós y que datan de 1889. De pronto una carta brutal, sorprendente, desvela los sobresaltos sentimentales que sufre Galdós. La acusa de infidelidad y ella se confiesa culpable. El hombre fue Lázaro Galdiano, al que ella le dedica la novela Insolación (1889): "Mi infidelidad data de Barcelona, en los últimos días de mayo, tres después de tu marcha. Perdona mi brutal franqueza. La hace más brutal el llegar tarde y no tener color de lealtad. Nada diré para excusarme, y sólo a título de explicación te diré que no me resolví a perder tu cariño confesando un error momentáneo de los sentidos, fruto de las circunstancias imprevistas". Se trata de una disculpa propia del naturalismo: la irrupción de lo instintivo, que nada puede frenar.

En Insolación, que acaba reeditar Alianza con espléndidas ilustraciones de Irlanda Tambascio, se atribuye la caída de la protagonista en brazos del apuesto andaluz al calor excesivo, a la insolación de la pradera. Galdós narra la experiencia de la infidelidad en dos novelas sucesivas: La incógnita (1889) y Realidad (1892). Casi al mismo tiempo aparecieron en los escaparates Insolación y La incógnita. "Ambos ciempieses se pusieron a la venta el mismito día, a la propia hora... –escribiría Pardo Bazán–. Me he reconocido en aquella señora más amada por infiel y trapacera... Se ha hecho ello sólo; se ha arreglado como se arregla la realidad".

Benito Pérez Galdós (Las Palmas de Gran Canaria, 1843-Madrid, 1920). Benito Pérez Galdós (Las Palmas de Gran Canaria, 1843-Madrid, 1920).

Benito Pérez Galdós (Las Palmas de Gran Canaria, 1843-Madrid, 1920). / D. S.

Es posible que estas palabras le diesen la idea del título, Realidad, a Galdós, quien aclara en el prólogo de la novela que ésta venía a completar lo narrado en La incógnita. La conversión en literatura de ese mismo amargo episodio amoroso de una y otro es bien distinta. La protagonista de Insolación, a pesar de la rebeldía ante determinadas costumbres sociales que considera injustas con las mujeres, se siente culpable, aunque contra el corazón, el sentimiento y la fantasía, es decir la Naturaleza, es imposible luchar.

En La incógnita, el personaje masculino, Infante, cuanto más "culpable" cree a Augusta, más la desea y la persigue. Lo mismo que Galdós. Pardo Bazán se lo reprocha: "Y si me querías tanto y de tan insustituible manera, miquito, ¿por qué no me lo hiciste entender?". El título de la novela alude sobre todo a dos dudas: si Augusta tiene o no un amante; y, si lo tiene, quién es ese amante. Se trata de una novela epistolar. X, el destinatario, sólo envía una respuesta, la última carta, en la que comunica que ha escrito un drama, Realidad, con las cartas recibidas. De esta manera, La incógnita se convierte en Realidad. En ésta todo se conoce desde el principio, aunque es un secreto que los lectores comparten con Augusta y su amante Viera. Los demás personajes de la novela seguirán sin saberlo.

Portada de la reedición con ilustraciones de Alianza. Portada de la reedición con ilustraciones de Alianza.

Portada de la reedición con ilustraciones de Alianza. / D. S.

Galdós se centra en los personajes masculinos, que aparecen desarrollados en profundidad y con detenimiento, a diferencia de los femeninos que analiza a través de los hombres con los que se relacionan. La Peri, una prostituta, y Augusta, la infiel, simbolizan la ambivalencia de Pardo Bazán: señora que tiene amores extraconyugales clandestinos, usando de todos los maquiavelismos porque quiere ser respetada. Y una prostituta-amiga. Prostituta por la aventura con otro hombre. Amiga porque Galdós puede hablar con ella de cualquier tema, sobre todo de sus novelas. Pardo Bazán no se da cuenta de esta duplicidad y sólo se ve retratada en Augusta. Y le dice: "No deseo que me hagas una infidelidad, no; pero aún concibo menos que te eches una amiga espiritual, a quien le cuentes tus argumentos de novela".

Galdós, en La incógnita, se puede identificar con Infante cuando sospecha y cuando desea a Augusta por infiel, mientras que en Realidad se desdobla en el marido dispuesto a perdonar, y en Viera, el amante. Lo nuevo y sorprendente en Realidad es que el marido esté dispuesto a perdonar la infidelidad y que sea el amante el que muera como castigo. En el resto de las novelas de Galdós, sólo las mujeres perdonan a los maridos infieles y las adúlteras acaban mal. En Fortunata y Jacinta, Jacinta perdona a Juanito y Fortunata muere. Realidad se escribe inmediatamente después. Quizás ese cambio de Galdós se deba a la influencia de las ideas feministas de Pardo Bazán, pues para ella la reconciliación lleva a la abolición de la diferencia social entre hombre y mujer.

Edición conjunta en Akal de 'La incógnita' y 'Realidad'. Edición conjunta en Akal de 'La incógnita' y 'Realidad'.

Edición conjunta en Akal de 'La incógnita' y 'Realidad'. / D. S.

En Insolación, Asís es una viuda joven, recatada hasta que se va a la romería de San Isidro con Pacheco, un andaluz vividor y guapo al que acaba de conocer. En la pradera, la mezcla de pueblo, sol, calor, polvo, comida y dos vasos de manzanilla, marean a Asís, que se desasosiega inmersa en la ambivalencia: entre la culpa y por el hecho de ver a Pacheco guapo y de que por ser mujer no lo pueda expresar libremente. Pacheco, al despedirse para siempre, llora. Y el llanto que es propio de mujeres pasa a un hombre porque el amor los ha igualado. Y sólo entonces, cuando son iguales, Asís le pide que se quede y pasan la noche juntos. En este hecho, que en su tiempo era una gran provocación, reside la ruptura de la novela.

En Insolación, Pardo Bazán habla de la incógnita y de la realidad, Asís, vacila en contarle su aventura y lo deja con la incógnita. Podría ser un trasunto de Galdós. En cuanto a Pacheco, parece que simboliza a José Lázaro Galdiano, con el que Pardo Bazán tuvo la aventura catalana, y al que le dedica la novela. El final de la historia, la promesa de matrimonio, se opone a las ideas de Pardo Bazán, que pensaba que el matrimonio era un holocausto para la mujer y el fin del deseo. Incluir el amor en la ley social del matrimonio significaba para ella la muerte. Aunque Pardo Bazán es ambivalente porque su situación de mujer no le permitía hacer otra cosa en su época. No hay que olvidar las críticas continuas y los escándalos que provocó.

La transgresión de la novela hay que situarla en la sociedad burguesa del siglo XIX, en la que las mujeres carecen de lugar porque no tienen poder, que es masculino, y por tanto también deben carecer de deseo, mientras que la protagonista de Insolación no sólo lo siente, sino que además lo manifiesta.

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