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Clásicos para las masas | Crítica

Agitación, propaganda y música

  • Un estudio sobre la construcción del repertorio musical en la URSS

Dmitri Shsotakóvich en el sitio de Leningrado.

Dmitri Shsotakóvich en el sitio de Leningrado. / D. S.

Tras el golpe de estado bolchevique del otoño de 1917 y, especialmente, después del triunfo rojo en la atroz guerra civil que lo siguió, el régimen liderado por Lenin trató de construir hacia el exterior una imagen de respetabilidad que tuvo a la cultura como uno de sus principales objetos. Las contradicciones entre el adanismo ideológico de los nuevos dirigentes del inmenso país eslavo y la necesidad de preservar su glorioso legado cultural (incluido el religioso) provocó no pocos conflictos, especialmente en los primeros años.

Este documentadísimo trabajo de Pauline Fairclough, una especialista en la figura de Shostakóvich, se centra en analizar cómo fue construyéndose el repertorio que las distintas instituciones culturales (orquestas, coros, teatros) ofrecían al nuevo hombre soviético, teniendo en cuenta que ahora eran las masas las que se querían consumidoras de una música que hasta entonces era patrimonio de las clases medias ilustradas. Eso conllevó numerosas soluciones de compromiso entre lo folclórico, lo nacional y lo internacional, que se vieron afectadas también por los innumerables bandazos y arbitrariedades de las autoridades.

Clásicos para las masas - Fairclough Clásicos para las masas - Fairclough

Clásicos para las masas - Fairclough

Sin descuidar las polémicas doctrinales e intelectuales que soportaron todo este proceso, Fairclough se ha centrado especialmente en el análisis en profundidad de los programas de concierto entre 1917 y 1953, lo que la ha llevado a ordenar su trabajo en cinco grandes períodos: el primero, hasta 1929, marcado sobre todo por la propaganda en defensa de los clásicos; el segundo, entre 1929 y 1932, que ve, entre otras cosas, el ataque feroz a la música religiosa; el tercero, entre 1932 y 1941, que incluye la condena de Lady Macbeth de Shostakóvich y un movimiento internacionalista unido al renacimiento de grandes figuras europeas (Bach, Mozart, Beethoven, Wagner); el cuarto, entre 1937 y 1941, marcado por los terribles procesos de Moscú y un nacionalismo que pone en primer plano al grupo de Los Cinco; finalmente, de 1941 a 1953, con la gran guerra patriótica (Fairclough hace especial énfasis en el sitio de Leningrado) y las condenas por formalismo en 1948 a los más importantes maestros (Shostakóvich, Prokófiev, Jachaturián) y el estancamiento musical resultante, bien apreciable en las dos grandes urbes del país, Moscú y Leningrado.

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