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Bucarest-Budapest: Budapest-Bucarest | Crítica

Escenario para una cartografía soñada

  • Nórdica publica ‘Bucarest-Budapest: Budapest-Bucarest’, un revelador libro de relatos incluido en el proyecto narrativo ‘Ciudades’ del escritor portugués Gonçalo M. Tavares

El escritor portugués Gonçalo M. Tavares (Luanda, Angola, 1970).

El escritor portugués Gonçalo M. Tavares (Luanda, Angola, 1970). / Juan Carlos Muñoz

El debate sobre el presente y el futuro de la narrativa literaria necesita, como cualquier otro, sus versos sueltos, sus excepciones y salvedades; o, lo que vendría a ser lo mismo, sus propias oportunidades para traicionarse. Frente a la urgencia, esgrimida por numerosos autores contemporáneos, de la búsqueda de nuevos códigos acordes con las sensibilidades y los valores de la época, escritores como Gonçalo M. Tavares (Luanda, Angola, 1970) parecen insinuar, cuanto menos, que corresponde abordar tal empresa avanzando dos pasos y retrocediendo uno, con un ojo puesto hacia adelante y otro hacia atrás. En líneas muy generales, la obra del escritor portugués sugiere que esas sensibilidades y valores tienen que ver con cambios verificados únicamente en los accidentes, mientras que, si atendemos a la sustancia, tal evolución (o la posibilidad de contrastar una evolución fidedigna) se muestra sujeta a parámetros improbables, por no decir especulativos. Por otro lado, la obra de Tavares acude a menudo a la Historia (permítase la mayúscula disciplinaria), sobre todo a la del siglo XX, con la intención, justamente, de inspirar una representación precisa de la contemporaneidad, bajo la premisa de que ésta queda definida por la revisión de las sensibilidades y valores precedentes con alcances mucho más notorios de lo que el mito del progreso estaría dispuesto a aceptar. Conviene recordar que la formación académica del autor abarca el arte y la física, y que por más que Tavares admitiera en uno de sus primeros poemas que, entre la literatura y las matemáticas, optó por la primera “porque perdí el mapa”, su obra presenta una sistematización ambiciosa, expresada en un apabullante despliegue formal. Más que en géneros (la bibliografía del escritor abarca novelas, libros de relatos, poemarios y teatro, pero también diarios y novelas escritas en verso, en virtud de una resistencia audaz a los catálogos al uso), sus títulos se distribuyen en ciclos perfectamente armados que constituyen miradas pertinentes y de muy largo alcance al mundo y sus símbolos. En España han gozado de una buena acogida los ciclos El Reino (con las novelas Un hombre: Klaus Klump, La máquina de Joseph Walser, Jerusalén y Aprender a rezar en la era de la técnica; la quinta entrega, O osso do meio, sigue pendiente de traducción y publicación a este lado de la península) y El Barrio (poblado por ilustres vecinos como los señores Valéry, Brecht, Juarroz, Calvino y Breton, entre otros). Menos fortuna ha corrido otro de los ciclos más interesantes de Tavares, el de las Ciudades: Seix Barral publicó en 2016 la novela Uma menina está perdida no seu século a procura do pai con el título Una niña está perdida en el siglo XX, mientras que el libro de perfiles narrativos Matteo perdeu o emprego vio la luz en español como Mateo perdió el empleo en 2018 de la mano del sello peruano Animal de Invierno. Recientemente, la editorial Nórdica ha decidido darse por aludida y publicar la tercera y última entrega del ciclo, el libro de relatos Bucarest-Budapest: Budapest-Bucarest, aparecido originalmente en 2019 y servido ahora con la estupenda versión de Rita da Costa, traductora habitual de Tavares en lengua española.

Portada del libro. Portada del libro.

Portada del libro. / Nórdica

Con sus Ciudades, Tavares vuelve a uno de sus escenarios predilectos: la Europa de posguerra en pleno corazón del siglo XX, quizá el contexto histórico que de manera más efectiva preña su vasta cartografía literaria. Bucarest-Budapest: Budapest-Bucarest incluye tres relatos que tal vez se ajustan con más justicia a la definición de la novela corta. El que da título al volumen narra el clandestino traslado de una monumental estatua de Lenin desde Bucarest a Budapest a cargo de un dúo hilarante, no exento de matices cervantinos. El segundo, La fotografía. Historia del vampiro de Belgrado presenta un personaje fabuloso, una construcción despersonalizada que se nutre del pasado con voracidad insaciable y que alcanza una de las cimas narrativas del autor. El tercero, Episodios de la vida de Martha, Berlín, incide en lo que el propio Tavares describe (en las notas incluidas en el mismo libro) como “el aparente ajuste, o el fuerte desfase, entre la gran historia y las pequeñas vidas” con una resonante toma de postura: si el vampiro de Belgrado asume la historia como síndrome de abstinencia, Martha es la víctima que ofrece el consuelo fugaz a quien la devora. Entre los símbolos antaño poderosos y ahora desprovistos de significado y la decadencia de las ciudades como espacios favorables a lo humano, la proyección de éstas en los personajes llega a darse con un nudo en el estómago: “Que barra después Berlín de punta a punta, esta ciudad no deja de ensuciarse; como cualquier gran ciudad, necesita servilletas, come demasiado, eructa, se quedan restos de comida en las comisuras de la boca de Berlín; hay que limpiarla todas las noches”.

Seguramente es la mayor virtud de estos relatos la escritura depurada, crecida en la renuncia

Seguramente es la mayor virtud de estos relatos la escritura depurada, esquemática a veces, crecida en la renuncia. Porque es ahí, en la voluntaria adscripción al hambre formal, donde la representación de esta decadencia que atañe a las ciudades y quienes las habitan tras la época de los grandes alardes cobra claridad y sentido. La obra de Gonçalo M. Tavares no es fácil: aquí, tampoco. Invoca a lectores despiertos, ávidos, dispuestos a prestar toda su atención, conscientes de que lo más importante sucede entre líneas, en lo que no se dice. La satisfacción, eso sí, se colma con gracia evangélica. Si para Milan Kundera la escritura es una exploración de la existencia, semejante fórmula encuentra una concreción bien afortunada en las ciudades de Gonçalo M. Tavares, ya que en estos relatos resulta imposible distinguir los escenarios de los personajes: todos ellos están hechos de restos, fragmentos, ilusiones amargas, el recuerdo que queda del sueño al despertar. Tavares perdió tal vez el mapa y se dio a la oportunidad de errar, tanto para vagar como para equivocarse; su cartografía, sin embargo, persiste como una de las aventuras más jugosas que nos ha legado la literatura.

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