Buena mar | Crítica

Descubrir una verdad

  • Antonio Lucas retrata la dureza de la vida en el mar en su nueva novela

El escritor y periodista Antonio Lucas (Madrid, 1975).

El escritor y periodista Antonio Lucas (Madrid, 1975). / M. G.

"Hay tres tipos de hombres: los muertos, los vivos y los que hacen el mar". Con estos últimos, con estos hombres que hacen el mar, Antonio Lucas nos traslada al caladero de Gran Sol en su primera novela. Buena mar nos sumerge en las aguas feroces del Atlántico Norte, donde marineros de toda procedencia se ganan el jornal a base de durísimas y largas jornadas. Días sin apenas descanso, tratando de cumplir con los gestos cotidianos –dormir, comer, una ducha– en mitad de una anomalía constante: el oleaje bravo, la humedad, las incomodidades, la falta de sueño, la claustrofobia.

Portada del libro. Portada del libro.

Portada del libro. / D. S.

Toda esta atmósfera hostil y desconocida bien nos la retrata Antonio Lucas, poeta, periodista. Diríamos que de ambas facetas se va elaborando esta novela, que mucho tiene del mejor reporterismo y de la mejor literatura –si es que hay conflicto entre ambos, que lo dudo–. En Buena mar está la capacidad para saber ver y contar los hechos, y con expresiones logradas que nos dan una imagen certera de lo que está sucediendo. Lo leemos en estas frases que nos sirven de ejemplo: "Cuando un hombre observa el mar amplía la nostalgia de sí mismo" o en la expresión "bronca de olores", que con tanta precisión nos evoca esa mezcla de sensaciones del hombre que viaja en un barco de arrastre. El pescado crudo, el sudor, la gasolina.

Antonio Lucas nos conmueve con su narrativa. Una narrativa donde converge la descripción y la imaginación. Dos enfoques que guardan un estupendo equilibrio: la mirada distante del periodista y la verbalización del escritor, que nos ofrece subjetividades, emociones. Así en el relato de las vidas personales de estos marineros que saben cuándo zarpan pero no cuándo regresan. Historias de padres e hijos que no se ven en meses, de muertes inesperadas y dolorosas, de mentes que terminan desquiciadas en este trabajo tan duro. Una realidad, por cómo está vivida y también por cómo está contada, que asombrará a muchos de los lectores.

En Buena mar se nos descubre una verdad. O unas pocas verdades. Las cuales se complementan y se potencian con una narración llena de acertadas imágenes, frases, expresiones. Escribe Mallarmé que la poesía no se hace sólo con ideas sino con palabras. En esta novela está la idea, el hecho, sorprendente, relatado con las mejores palabras.

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