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De libros

Un viaje a Occidente

Para entender bien este libro de Victor Segalen, muerto prematuramente cuando contaba cuarenta y un años, quizá haya que recordar su condición de médico y su estudio inaugural del simbolismo fin de siècle, vinculado a los desarreglos de la imaginación y al vasto hemisferio de lo inexplicado y de lo oculto. Podría decirse, pues, que Segalen fue uno de aquellos hombres fascinados por lo maravilloso y por lo arcano, que tantas exploraciones arqueológicas alentó, y cuyo motor común fue un sincero apetito de lo exótico. En Segalen, sin embargo, la voluntad de comprender se sobrepuso al vago dramatismo de los orientalistas, y es así como se explican las presentes páginas, que deben leerse sin perder de vista su Ensayo sobre el exotismo, y donde se postula una visión del Oriente que diverge del tono colonial que perfumó la literatura viajera de aquella hora.

En buena medida, Los orígenes de la estatuaria china son la historia de una derrota. Como Shulten en España, Segalen fracasa al buscar la gran estatuaria del reinado Quin Shi Huang, a cuyas órdenes se inició la Gran Muralla china y cuyo ejército de terracota, oculto a los ojos de Segalen, es hoy perfectamente conocido. Así, pues, Segalen sospecha, indaga, postula, acucia, merodea, limita y cuadricula el ámbito de su investigación, pero nunca llega a extraer lo que, más tarde, afloraría a la superficie del siglo. La historia de la arqueología no está falta de ejemplos, donde se ilustra esta dura forma de aprendizaje. A ello debe añadirse la indiferencia de los chinos hacia el vestigio físico (hacia la ruina como nosotros la entendemos), que ya han señalado, por diversos motivos, Salvatore Settis y Simon Leys, y que Victor Segalen no hace sino anticipar en estas breves páginas.

No hay, en cualquier caso, el resabio hacia una cultura o unas gentes que el viajero considera inferiores. Y tampoco le aplica Segalen las categorías de los inefable y de lo exótico a cuanto es objeto de sus indagaciones. Digamos que aquí se traza, con precisión occidental, con metódico entusiasmo, el hueco de un saber en brumas.

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