Tour de Francia

Roglic se quita la máscara

  • El esloveno se coloca tercero en la general, que sigue comandada por el francés Julian Alaphilippe

Roglic celebra su victoria en la tercera etapa del Tour.

Roglic celebra su victoria en la tercera etapa del Tour. / Efe

El esloveno Primoz Roglic llegó al Tour de Francia rodeado de misterio, tras haberse retirado en la Dauphiné unos días antes y dejando planear dudas sobre su estado de forma, pero en la primera llegada en alto asestó un golpe moral a sus rivales imponiéndose en Orcières-Marlette.

El triunfo, el tercero en su carrera en la ronda gala, pone de manifiesto que el corredor del Jumbo ha dejado atrás los problemas físicos y con la actitud controladora que tuvo su equipo dejó entrever una mentalidad de campeón.

"Desde el segundo día ya comprobé que puedo competir", aseguró el esloveno tras su triunfo, que, gracias a las bonificaciones, le aupó al tercer puesto de la general a 7 segundos del francés Julian Alaphilippe.

Mejora

"Cada día mejoro, todavía no estoy totalmente al mismo nivel que tenía en la Dauphiné, pero me encuentro bien y es una buena señal para las semanas que vienen", comentó el corredor.

Su retirada en la pasada Dauphiné había encendido las señales de alarma sobre su condición en el Tour, aunque muchos observadores acusaban al esloveno de estar ocultando sus cartas. Al primer final en alto, quedaron al descubierto.

A Roglic se le ha puesto más cara de favorito que nunca, al frente de un equipo que se comporta con la fortaleza de llevar en sus filas al patrón del pelotón.

Equipo líder

El Jumbo, que cuenta con hombres importantes para respaldar a su líder, comparte con el Ineos las labores de control de la carrera, que ahora también lleva a cabo el Deceuninck del líder.

"Hemos fichado a gente de un gran nivel, tenemos que mostrar que somos un gran equipo. Vamos a tener que mantener la presión, pero el Tour son tres semanas y hay que controlar todos los días", señaló.

Entre las figuras importantes están el holandés Tom Dumoulin, que ya sabe lo que es ganar una carrera de tres semanas, y el belga Wout van Aert, impresionante en la subida a Orcières.

"Ha ganado casi todas las carreras en las que salía a disputar. Cuando está a fondo en las subidas, todos sufrimos para seguirle. Pero el resto también han trabajado bien, espero que sigamos haciéndolo. Hemos cumplido el plan que nos habíamos trazado", comentó.

El único borrón fue que el esloveno no se vistió de amarillo, un mal menor, porque, confesó, eso les permitirá compartir labores de control con otros equipos, como el de Alaphilippe.

"Solo estamos al principio del Tour, es la primera llegada en alto, ha sido dura para todos, no veo sorpresas, para nosotros sigue la misma jerarquía", dijo.

El francés es para Roglic un candidato a la victoria final, porque ya se quedó cerca del podium en la edición del año pasado. "Sabemos de lo que es capaz, es un gran campeón, no nos sorprende que siga de líder", aseguró.

Las apuestas apuntan, sin embargo, a que su principal rival es el colombiano Egan Bernal, al que ya ha distanciado en 10 segundos en la general, los de la bonificación del día.

El ciclista del Ineos, defensor del título, no pudo aguantar el ritmo del esloveno en el esprint final del último kilómetro de la jornada, pero eso no es motivo para que Roglic deje de considerarle como uno de sus principales rivales.

El duelo entre ambos será también el de sus equipos, los más fuertes del pelotón y todavía quedan muchas batallas por dar, aunque el ciclista del Jumbo golpeó primero.

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