El bache que atraviesa el Cajasol Banca Cívica tiene que trocar desde ya y convertirse de nuevo en rampa de lanzamiento, lo que era hasta hace dos telediarios, cuando quizás la euforia se introdujo en el vestuario sevillano después de doblegar al Bilbao Básket en Miribilla. El Fuenlabrada desató su arsenal ofensivo en San Pablo y luego el cabizbajo grupo de Plaza tiró por tierra el pronóstico que colocaba un dos prácticamente seguro en su visita a Badalona. Esas dos derrotas tienen que olvidarse hoy mismo frente al colista Blancos de Rueda, por mucho que cueste mentalizar a los jugadores cajistas de que cualquiera puede ganar a cualquiera en esta Liga Endesa, como quedó demostrado en las dos semanas pasadas. Por eso es el día de la hipermotivación: el equipo necesita salir a la cancha este mediodía con el cuchillo entre los dientes desde el salto inicial, como si se tratara del todopoderoso Barcelona. No puede pensar que enfrente tiene al farolillo rojo porque aparte viene de competir bien contra el Barcelona y el Manresa.

Minusvalorar al contrario sería el tercer pecado capital de un Cajasol que ha visto que la Copa del Rey se aleja un poco, pero que sigue ubicado en la octava posición de los 18 competidores y que sabe que este triunfo sería decisivo para encarar envites de mayor enjundia posteriormente contra el Valencia Básket el próximo sábado y frente al Unicaja en San Pablo el Día de los Inocentes.

Acaso contra oponentes de un presupuesto superior al propio el Cajasol se venga arriba, aunque no puede esperar un minuto y desde ya tiene que desarbolar al Blancos de Rueda para recuperar el ánimo y, sobre todo, un estilo de juego que llevó a los hispalenses a optar incluso a la cuarta posición de la ACB.

Si frente al Fuenlabrada jugó el Cajasol al intercambio de canastas, en Badalona ni siquiera a eso, perdiendo por completo la identidad de conjunto aguerrido, con oficio, competitivo y que no da un balón por perdido. Fue poco a poco desesperándose y encajó parciales muy dolorosos, uno de los principales hándicaps del equipo para recuperar terreno después. Al Blancos de Rueda hay que dejarle claro desde el principio que el ritmo tanto en defensa, principalmente, como en ataque lo dictará el conjunto que viste de magenta. No hay más tutía.

La entrega atrás se da por hecho para que el éxito llegue para los locales en el minuto 40. También que la rigidez del sistema defensivo de Plaza no sea reventada por los interiores móviles que maneja en su plantilla Casimiro. Toure y Nacho Martín pueden hacer daño desde fuera, mientras que Seawright y Anagonye, recién incorporado, trabajarán más por dentro de la zona.

El hombre más peligroso de los pucelanos es Jason Robinson, conocido del curso pasado y que puede torpedear gracias a su buena mano. Lo mismo ocurre con Diego García, experimentado escolta argentino que mete en apuros al rival bien desde el perímetro, bien penetrando a canasta. También habrá que desgastar a otro experimentado como Dumas, que buscará mantener el control del partido y que éste sea pausado, lento.

El Blancos de Rueda es un equipo que ataca bastante bien en cuanto a los pases de balón y a que ocupan bien los espacios, obteniendo siempre buenas posiciones de tiro. En el debe, su banquillo, al contrario que el de los hispalenses, es muy corto, basando su juego en seis hombres, el cinco titular más Nacho Martín. Por tanto, el cansancio si el encuentro es muy físico mermará al bloque de Casimiro.

Plaza deberá encontrar ya el sitio de cada uno de sus jugadores, pues sólo se ve con meridiana claridad que Paul Davis, el hombre más incisivo en ataque, es el cinco que más juega y que Luka Bogdanovic le ha ganado de largo la carrera por el puesto de cuatro a Guille Rubio. Pero en el resto no hay equilibrio en los últimos partidos. Los bases tienen bien repartidos los minutos sobre el parqué, pero no están rindiendo como se espera en estos últimos choques y, además, no distribuyen bien el juego. No mandan. Urtasun va mucho mejor que English, pero el Cajasol necesita al canadiense ya. Jasen hace un tiempo que desapareció y Tepic nunca apareció. Es un día para que todos rebosen adrenalina.