Que el Sevilla debe empezar un nuevo ciclo, en Champions o fuera de ella, es bastante obvio a estas alturas. El equipo se está nutriendo de la vieja guardia dado que muchos de los refuerzos de los últimos años no han terminado de cuajar. Y dentro de esa vieja guardia la que tiene acento portugués es la más reticente a continuar en un equipo que necesita un gran cambio, a excepción de Renato, quien, por su edad y la identificación de su familia con Sevilla, espera renovar su contrato en breve.

Caso muy distinto es el de los otros dos brasileños del Sevilla. Si hace unos días Luis Fabiano hablaba a las claras de su admiración hacia el Manchester United, después de que trascendiera que es candidato principal a relevar a Berbatov, ayer fue Adriano quien no se cortó un pelo al reconocer que le gustaría un cambio de aires. Es lógico, por otro lado, en un futbolista de 25 años que aún tiene una larga trayectoria y que quiere despuntar en un gran club para volver a su selección.

Adriano, que llegó en el invierno de 2005, mira sin reparos hacia la puerta de salida después de más de cinco años en Sevilla. Eso sí, puso por delante su implicación absoluta en los objetivos del equipo: "Yo he dicho que quería probar otra cosa, otra liga u otro equipo. Siempre salen muchos rumores, pero esta vez es verdad que hay intereses, yo lo sé y mi representante, también. Todo se verá cuando llegue el momento, aunque hay un porcentaje de que pueda salir este verano. Yo estoy muy contento aquí, con el presidente, con Monchi, con el cariño recibido por la gente, y ahora mismo sólo pienso en terminar la temporada, cumplir el objetivo de la Champions y conseguir otro título para el Sevilla. Lo que tengo claro es que los cuatro partidos que quedan, yo los voy a jugar".

El futbolista, que hizo sus cábalas sobre las opciones de Champions y las cifró en tres victorias de los cuatro partidos pendientes, se comparó con Luis Fabiano: "Luis es más difícil que se quede, tiene el Mundial y se va a salir; hay muchos grandes clubes pendientes de él", asegura Adriano, un íntimo del paulista que está muy al tanto de sus inquietudes.